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El desorden del Eros - Artículo (Parte II)

Eros es energía deseante: Busca lo que no está, la ausencia, descubrir al otro en su alteridad; escruta en lo oculto, lo secreto, lo prohibido. Por el contrario, la sociedad neoliberal constituye todo en mercancía (lo que en su jerga se denomina “poner en valor”) expuesta a la vista, transparente. Como en el mercado de esclavos, los cuerpos deben exponerse para que el comprador pueda ponderar si el precio a pagar corresponde al valor que va a recibir. Y en el mercado de hombres y mujeres todo tiene su equivalencia, su comparación en valor: vales lo que están dispuestos a pagar por ti: El otro no existe, no hay alteridad, sólo equivalencias. El mercado de seres tiene una expresión descarnada en la prostitución y la pornografía.

Dice Han: “Las imágenes porno muestran la mera vida expuesta. El porno es la antípoda del Eros. Aniquila la sexualidad misma. Bajo este aspecto es incluso más eficaz que la moral <…>. Lo obsceno en el porno no consiste en un exceso de sexo, sino en que allí no hay sexo.”1

Banalización de la sexualidad

El correlato de la mercantilización de la vida viene dado por la instantaneidad: Se nos impulsa a gozar inmediatamente de aquello que queremos, sin demoras, siempre que podamos, claro está, pagar su precio (o endeudarnos para hacerlo). Y al tiempo, se nos ordena que estemos siempre en venta, siempre expuestos, las veinticuatro horas del día: nunca se sabe cuándo va a aparecer algún comprador. Son muy frecuentes en Internet las frasecillas tipo “¡goza de tu instante!” o las estúpidas afirmaciones de que sólo tienes presente, de que pasado y futuro son “ilusiones”. El “¡gozad, gozad, malditos!” se convierte en el lema de la sociedad del mercado.

Dice Han refiriéndose a Levinas: “La ética del Eros de Levinas puede reformularse, además, como una resistencia contra la cosificación económica del otro. La alteridad no es ninguna diferencia que pueda consumirse. El capitalismo elimina por doquier la alteridad para someterlo todo al consumo. El Eros es, asimismo, una relación asimétrica con el otro. Y de esta forma interrumpe la relación de cambio. Sobre la alteridad no se puede llevar la contabilidad, ya que no aparece en el balance de haber y deber.”2

Lo instantáneo es enemigo de Eros. El deseo de lo que está por venir, de lo que  no está todavía, implica la espera, la demora como carga de energía libidinal. Eros se alimenta de la memoria del pasado, constantemente recreada, para proyectarla hacia lo que está por llegar. Irrumpe en el concepto de tiempo y lo hace con el acontecimiento.

Volvamos al acontecimiento por excelencia, el enamoramiento: Como ha sido reflejado en las distintas artes, una mirada, un gesto, un signo… abren un espacio nuevo, ignoto, para ser explorado por dos. Y se constituye en una declaración, “¡Te quiero!”, que apela a la eternidad. Como dice Badiou, “Porque, en el fondo, esto es el amor: una declaración de eternidad que debe realizarse o desplegarse como pueda a lo largo del tiempo. Un descenso de la eternidad en el tiempo. Por esta razón constituye un sentimiento tan intenso.”3

Pero esta banalización del sexo no es suficiente para la acumulación capitalista: la energía libidinal tiene que ser valorizada, puesta a trabajar, a producir “valor” en un contexto socioeconómico donde, precisamente, el trabajo “tradicional”, el trabajo del primer “espíritu del capitalismo”, ha sido banalizado, empobrecido, enviado a la marginalidad. Es necesario, pues, “inventar” una nueva figura del trabajador (y del ciudadano). La vía es el narcisismo.

Narciso

Narciso sólo se ve a sí mismo, no puede ver al otro. No existe alteridad, sólo ensimismamiento. Según la leyenda, Narciso muere ahogado, literalmente, en su propia imagen.

La sociedad neoliberal necesita poner en valor (de cambio) la propia vida promoviendo la competitividad en todos los aspectos. Tu “oferta de valor” debe ser superior a la del otro, de cualquier otro, para que tu cotización vaya al alza. El otro es tu competidor, real o potencial. El amor es una peligrosa debilidad. Y, para ello, realiza continuos llamamientos al narcisismo (sin citarlo, claro) como la forma de realización del trabajador y del sujeto.

Pues, ¿qué otra cosa es el discurso dominante, prácticamente el único, del neomanagement? Pone todo el acento en lo individual, si bien siempre referido a líderes y directivos, en el “hágase a sí mismo”, emprenda, cree su “marca personal”, conviértase en un héroe (de los negocios) y similares eslóganes. Para ello se despliega un enorme negocio de libros de autoayuda, seminarios de inteligencia emocional, sesiones de coaching, talleres de constelaciones organizacionales, cursos de liderazgo… En palabras de Byung-Chul Han:

"La psicopolítica neoliberal encuentra siempre formas más refinadas de explotación. Numerosos seminarios y talleres de management personal e inteligencia emocional, así como jornadas de coaching empresarial y liderazgo prometen una optimización personal y el incremento de la eficiencia sin límite. Todos están controlados por la técnica de dominación neoliberal, cuyo fin no solo es explotar el tiempo de trabajo, sino también a toda la persona, la atención total, incluso la vida misma. Descubre al hombre y lo convierte en objeto de explotación."4

Narciso, pues, como antídoto de Eros. La energía libidinal  puesta a trabajar al servicio de la marca personal. Todo en orden, todo bajo control. El desorden del Eros conjurado. Sólo que, como muestra la premonitoria “Un mundo feliz”, de Huxley, Eros puede ser reprimido, la sexualidad banalizada, el poder sobre cuerpos y mentes absolutizado… ¡pero Eros siempre regresa!

Así, para cerrar, una inquietante afirmación de Han: “En el infierno de lo igual, la llegada del otro atópico puede asumir una forma apocalíptica. Formulado de otro modo: hoy sólo un apocalipsis puede liberarnos, es más, redimirnos, del infierno de lo igual hacia el otro.5

 

Notas

1B. C. Han Ibíd.

2B. C. Han Ibíd.

3A. Badiou “Elogio del amor” La Esfera de los Libros (2011)

4Byung-Chul Han “Psicopolítica” Herder (2014)

5B. C. Han “La agonía del Eros” Herder (2014)

 

 

 

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