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Compañeros en el conocimiento: Una llamada a la acción - Alocución Premios Know Square 2016

Este año se cumplen diez años desde la fundación de Know Square. Un grupo de profesionales pensamos que compartir los resúmenes de los buenos libros que leíamos, o de las conferencias de calidad a las que asistíamos, en un entorno de confianza y esfuerzo compartido, era una buena idea. Y así nacimos. Durante este tiempo, hemos dedicado nuestro empeño a construirlo, paso a paso, artículo a artículo, y ya hay más de 2000 resúmenes y reseñas.

Y hoy damos la bienvenida al papel.  Quizás cuando la mayoría va, nosotros intentamos volver. Después de diez años de compartir en digital, vemos más necesario que nunca el contacto físico, la sensación de disfrutar con la lectura allá donde queramos. Por eso presentamos hoy el primer número de los Cuadernos Know Square, cuyo contenido versa sobre la Transformación del Conocimiento.  Cuando queremos analizar la información que esos datos proporcionan, o simplemente reflexionar sobre lo que estamos aprendiendo al leer, el papel se nos antoja imprescindible.  

Agradecimientos

Estos Premios son la mejor manera que hemos encontrado de RECONOCER y de AGRADECER el trabajo bien hecho. Trabajo bien hecho de autores y de editoriales que cada año nos entregan cientos de propuestas. Estos diez libros son LIBROS QUE MERECEN SER LEÍDOS. Gracias por tanto a los Editores, porque sin ellos no habría obras que valorar, a los ESCRITORES por compartir sus conocimientos con nosotros.

A los 25 MIEMBROS DEL JURADO, sois sabios generosos.

Gracias a Correos; a la Fundación Lázaro Galdiano, gracias Elena, por dejarnos vuestra casa a lo largo del año para poder debatir en total libertad y acogernos hoy.

Gracias a Antonio Garrigues-Walker, son ya seis años seguidos acompañándonos e ilustrándonos.

Gracias  a Mariano y Clara. Gracias a Mónica y Juan, sois los pilares de este proyecto.

Gracias a todos nuestros suscriptores y colaboradores; y a todos Vds. por estar hoy aquí.

Mensaje

Comentaba Rafa Orbe, co-fundador de Know Square, en el evento del año pasado, que Know Square son INTELIGENCIAS PUESTAS EN CONTACTO, inteligencias GENEROSAS puestas en contacto.

Efectivamente, para mí  Know Square es Conocimiento Compartido Orientado a la Acción.

Y esa acción debe estar formada, y le deben acompañar el carácter, la voluntad, la fuerza.

Vivimos una época en la que la formación parece que ha perdido su sentido. Como  mejor ejemplo, todos esos millennials con título universitario en paro, o con trabajos muy poco cualificados, y con una sensación de fraude y decepción muy extendida.

Justo hace unos días, a raíz del fallecimiento del gran sociólogo polaco, Zygmunt Bauman, el padre del concepto de sociedad líquida, leía una de sus reflexiones: que las revoluciones han surgido no por la acción de los pobres de solemnidad, sino como consecuencia de la acción de grandes grupos que vieron totalmente frustradas sus expectativas.

Revoluciones por llegar, sí, justo en este 2017 en el que se cumplen 100 años desde la Revolución Rusa

Este verano estuve junto a mi familia y unos amigos en Viena, la gran ciudad imperial, que junto a Madrid configuró durante siglos uno de los ejes principales de la construcción espiritual europea.  Y desde ese viaje he pensado en muchas ocasiones en el gran escritor Stefan Zweig, también mencionado el año pasado en la entrega de Premios Know Square.

Nacido en ciudad más culta de Europa, la Viena de finales del siglo XIX, conocedor y en contacto con los principales intelectuales europeos de la época, que vive y experimenta en sus comienzos toda la comodidad de los años felices de juventud, con la creencia en el progreso constante, en lo que él llamó posteriormente la edad de oro de la seguridad, una época en la que ya nadie creía en las guerras, las revoluciones, donde todo lo radical y violento parecía imposible en aquella era de la razón, un autor que fue en su momento el escritor más traducido del mundo… que sufre después penalidades sin fin, con sus libros proscritos, su casa y Hacienda devastada, su país destrozado tras dos Guerras Mundiales,  exiliado, con su alma mutilada, en Brasil, y que termina suicidándose en Petrópolis en 1942, cuando le llega la noticia del ataque de Japón a Singapur, y piensa que ya no hay esperanza para la Humanidad, ni para la causa de la libertad.

Con un total sentimiento de admiración hacia él y su obra por mi parte, sin embargo siempre me ha entristecido su final. No tanto por el suicidio junto a su esposa, el buen Dios me libre de juzgar, sino porque de haber aguantado, tres años más tarde hubiera podido participar de la alegría de la resurrección de la que consideraba su patria espiritual, Europa, y de cómo revivía esa comunidad de lazos culturales.

Zweig fue sin duda un optimista derrotado;  un alma muy generosa. Y valiente. Veamos sólo algunos de los testimonios y ejemplos de los gigantes de espíritu con los que Zweig compartió conocimientos y trató.

Defendió a su amigo el escritor Joseph Roth, judío como él, frente a todas las incomprensiones, cuando éste se convirtió al catolicismo, y agonizaba de nostalgia por la desaparición del Imperio Austro-Húngaro.

Estuvo junto al escultor Rodin en sus impulsos geniales de creatividad, cuando las fuerzas ya le comenzaban a abandonar.

Acompañó a otro ilustre vienés, Sigmund Freud, en sus días finales en Londres, los dos ya exiliados, y para animar a Freud le presentó en persona al que consideraba el mayor pintor de su época, Salvador Dalí.

Fue un gran amigo de Romain Rolland, y mantuvieron firme su trato a pesar de que eso implicó asumir riesgos, al pertenecer a bandos enfrentados en la I GM, Francia y Austria.

Y lucharon por avisar mucho antes de 1914 de los peligros y abismo de horror en el que se podía caer. Rolland, francés, escribió una obra titánica, de 10 volúmenes, durante 8 años, entre 1904 y 1912, Jean Cristoph (Juan Cristóbal).  El protagonista era un músico genial, un hombre universal y de grandeza de espíritu, y era… alemán.

Demasiado para ese ambiente enloquecido de la pre-guerra. Tuvo que irse a Suiza para seguir defendiendo con vigor su firme convicción pacifista, y para denunciar lo absurdo de una guerra entre las naciones civilizadas de Europa.

Esa obra, Jean Cristoph, permaneció escondida al principio, en el anonimato, hasta que alcanzó notoriedad y éxito en una vieja nación de Europa, y desde allí se extendió al resto del continente. Esa vieja nación fue España.

Rolland llegó a ganar el premio Nobel de Literatura en 1915, pero era considerado poco menos que un traidor en su patria, y permaneció en Suiza. Allí se carteaba y se veía con Zweig, amigos de alma, enfrentados por sus Estados. Rolland le contó que había escrito a otro gigante de la época para buscar consuelo espiritual, Leo Tolstoi; y Tolstoi le había respondido con prontitud y generosidad.

Gigantes del espíritu, sí. Como defensor enérgico de la paz, Rolland entró en contacto con Gandhi, del que llegó a escribir una biografía. Caprichos maravillosos del destino, Gandhi también le contó que en momentos de gran dificultad, había escrito desde África, donde estaba en la colonia de Natal, a Tolstoi. Y el genio ruso también había respondido. 

Son todos ejemplos de grandes intelectuales, titanes, que se escriben y comunican preocupados por los grandes desafíos que siempre han acompañado al hombre,  y por los retos descomunales que ellos mismos tuvieron que enfrentar. 

La generosidad en el compartir es básica, así como la formación del conocimiento y del discernimiento. Pero sin la acción enérgica y poderosa, sin la aplicación de ese conocimiento, quizás debamos de enfrentarnos a calamidades que creíamos hace tiempo extinguidas.

Por eso les animo no sólo a que se formen, sino a que colaboren, no sólo a que estudien, sino que compartan, no sólo a leer, sino a aplicar lo leído, en definitiva, no a sólo aprender a criticar y maldecir las tinieblas, sino a aportar luz. 

Es imprescindible tener audacia, Coraje Moral, ser héroes de espíritu. Ser capaces de aguantar el rojo de la sangre, el amarillo de la bilis, el negro del terror.

En palabras Zweig, cuando describía la actividad del mejor músico de la Viena de la época, Gustav Mahler, hay que hacer frente al ajetreo cotidiano, a las contrariedades del negocio, a las trabas de la mala fe, y a todo el espeso matorral de las pequeñeces humanas.  Ser capaces de recibir heridas y desgarros, pero continuar la marcha, acelerar y correr, hacia la meta soñada, hacia lo inaccesible, hacia la perfección… detrás dejaremos los gritos histéricos de las prima donnas ofendidas,  el gimoteo de los comodones, el escarnio de los inútiles, la jauría de los mediocres.

Porque las grandes energías son más fuertes que el día y el momento, y cada palabra de odio resulta vacía frente a la obra informada de la voluntad.

Know Square debe ser eso, conocimiento compartido, transformador, y voluntad de acción. 

Para terminar, un ruego a todos ustedes: Ayúdennos a que esta Plaza del Conocimiento crezca y sea acogedora, compartan y colaboren en su expansión.

Quizás así podamos olvidarnos de seguir luchando con la vida, y hagamos como los verdaderamente grandes, juguemos con ella.

Muchas gracias.

 

 Ignacio Nuñez en la VI Edición de los Premios Know Square

Adjunto
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