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La sociedad de coste marginal cero (A propósito del libro Premio Know Square 2014, de Jeremy Rifkin)

El libro ganador del [b]“Premio Know Square al Mejor Libro de Empresa”[/b] en 2014 no es una obra que pueda definirse como compacta pero, aun así, [b]Jeremy Rifkin[/b] ha dejado una interesante historia para la reflexión.[b] “La sociedad de coste marginal cero”[/b] explica el contexto, un cierto contexto, y estimula hipótesis para el próximo futuro. Para empezar ha dado lugar a muchas preguntas, incluyendo una que es crucial: ¿estamos dispuestos a aceptar la realidad que plantea o es qué esto es falso a pesar de las evidencias?

EL RETO DE CAMBIAR LOS MODELOS DE NEGOCIO Y… MÁS

El futuro nos ha invadido y la historia ha vivido por primera vez un cruce de caminos donde confluye lo que pensábamos que era ciencia-ficción con la realidad. De hecho, cuando hablamos de contemporaneidad nos suena raro porque somos contemporáneos de épocas radicalmente distintas. Para los que nacimos en la primera década de los 50 lo contemporáneo ya es historia; lo de ahora es lo que en buena parte escribía Asimov. Pero quizá pueden hacerse una mejor idea viendo estos gráficos de cómo han cambiado las cosas.

Es lo que explica Rifkin, que se ha dedicado a juntar experiencias que ya vivimos junto con otras que podemos suponer incipientes proyectos, tendencias e hipótesis porque, entre otras cosas, hay una cierta desconfianza a aceptar todo como real o simple. Pero ante ellas no cabe más que hacer una profunda reflexión en el que se tienen que involucrar todos los directivos o quieran serlo. Ahora no tienes que pensar en si tu negocio va bien; ahora tienes que pensar en qué modelo de negocio necesitas para seguir viviendo mañana y esto es nuevo. No basta con mejorar; hay que innovar y la innovación pasa por la transformación del modelo.

Hay suficientes experiencias en el mundo que hablan de esto y en España tenemos a Inditex, uno de los iconos más conocidos a nivel mundial. No basta con marcar objetivos después de analizar la situación tuya y de la competencia y, por supuesto, mirar al cliente que ya tienes y el potencial. Lo que deducimos después de la lectura del libro de Rifkin, y es su gran acierto, es que se han acabado, por ejemplo, las falacias de la creación de valor para el accionista o los crecimientos vegetativos; habrá crecimientos para los que sepan modificar sus modelos de negocio y ese objetivo no es fácil.

El cambio es importante porque dentro de la empresa afecta a la práctica de marcar los objetivos y diseñar estrategias en la forma que estamos acostumbrados. Para adaptarse, las empresas tendrán que asumir profundos cambios conceptuales en su organización. Por poner un solo ejemplo, me pregunto si los clásicos departamentos de Recursos Humanos están preparados para gestionar conocimiento, algo tan distinto a gestionar administrativamente una plantilla. Cuando lanzas la pregunta, y estoy en ello desde hace unas semanas, recibes confidencias muy negativas. De hecho, no deben estar muy convencidos cuando empiezan a producirse cambios en las grandes corporaciones dirigidos en esa dirección que afecta al tema de la gestión del conocimiento.

Sobre el libro en si no cabe hacer ningún resumen después del completísimo que hizo Enrique Titos el pasado 24 de octubre en estas páginas. La reseña que elaboró no tiene desperdicio y empieza por otro de los aspectos relevantes de la obra de Rifkin. El link para acceder a la citada reseña es http://www.knowsquare.es/index.php/component/k2/item/3279-la-sociedad-de-coste-marginal-cero-rese%C3%B1a-del-libro-de-jeremy-rifkin

No sólo pueden deducirse cosas acerca de los modelos de negocio, sino que, además de algún error de bulto como decir que los trenes circulaban a 100 kilómetros hora en 1.830, saca a colación una nueva estructura económica que, bajo el nombre de “procomún colaborativo”, trae a la palestra no solo el tema de la estructura citada sino más cosas que pueden corresponder a los campos de la sociología y filosofía. En una entrevista concedida en su estancia en España en el pasado mes de octubre hablaba del cambio que supone esto para el capitalismo.

Y es verdad, el capitalismo cambiará pero es prematuro saber hacia dónde se dirige porque, curiosamente, los problemas que debe solucionar la humanidad es su conjunto están relacionados con el trabajo y la demografía, dos temas que con mucho desbordan al intento del autor de dar dos pinceladas en la línea con lo que parece evidente. Es decir, que habrá menos empleo y que la población seguirá subiendo a un ritmo absolutamente impensable hace 50 años y que en 2050, dentro tan solo de 35 años, la población habrá crecido hasta los 9.500 millones de personas.

Con estos números, es impensable en hablar de capitalismo, procomún, etcétera. Hablamos de supervivencia pura y dura y eso es otro cantar; para este año y el lustro venidero probablemente tengamos bastante en pensar cómo se mantienen las empresas y cómo se adaptan. Ese es el gran consejo de “la sociedad de coste marginal cero”, de la que habla Rifkin.

Como suele pasar, han sido los filósofos los que primero aventuraron este cambio y a ellos han seguido los economistas o los multifacéticos profesores de universidades americanas que, como Jeremy Rifkin, no dejan de aprovechar la ocasión para marcarse un best seller que, aunque con lagunas, dejan una marca más en esa evolución a saltos que vamos dando y que, sin duda, acabará en el nacimiento de una nueva etapa histórica.

El título del libro de Rifkin no deja lugar a dudas en ese empeño de ser un hito en el camino hacia el Nuevo Mundo: “La sociedad de coste marginal cero”. De lectura fácil, hace un repaso por demasiadas cosas. Es como una miscelánea de todo lo que está ocurriendo y como esto se enfrenta al pasado, que es el presente todavía, y que se llama capitalismo.

Desde luego, algo tenía y tiene que pasar cuando desde hace unos años asistimos a una continua aparición de procesos, productos y herramientas que se van solapando con la ciencia ficción, como demuestra del hecho de que en estas semanas pasadas hayamos asistido perplejos al momento en que una sonda lanzada hace diez años desde la Tierra alcanzara un cuerpo inerte que se desplaza por el espacio a 60.000 kilómetros por hora a más de 500 millones de kilómetros de nuestra casa. Todo absolutamente normal.

Pues de eso, pero más cercano, habla el libro de Rifkin que, en su afán por ir rápido, comete algunos errores de bulto al describir algunos avances. Por ejemplo el citado anteriormente, ninguna locomotora, y menos un tren, alcanzó los 100 kilómetros por hora en 1.830, fecha de inauguración de la primera línea de ferrocarril entre las ciudades inglesas de Liverpool y Manchester.

Para él resulta ideal por la forma de trabajo y organización económica que resume en una expresión que, al traducirla como “procomún colaborativo”, no se entiende muy bien, sobre todo cuando hay expresiones en español que, como comuna, comunal y comuneros, resumen bien el sentido de lo que quiere decir: algo de propiedad de todos que trabajan todos y se reparte entre todos, por resumir. Es decir, yo aporto mis propiedades, el resto aportan las suyas y después todos disfrutamos de todo, cosa que es verdad que está pasando con ejemplos como los que pone Rifkin, que son muchos.

En esto reside el gran valor del libro. Puedes discutir las cuestiones filosóficas que toca, algunas económicas, pero es meticuloso en resumir como los avances se han apoderado o están modificando la práctica totalidad de los sectores económicos, incluso el financiero.

Es decir, y esta es la conclusión del libro, estamos asistiendo al eclipse del capitalismo y al nacimiento de un nuevo paradigma económico que cambiará radicalmente la estructura social en la que estamos viviendo y es verdad. Me sumo a esa teoría y la comparto desde hace tiempo. Si en mi primer artículo en Know Square titulado ¿Qué hacer? recordando el célebre opúsculo de Lenin decía que “necesitamos una teoría que explique y que ponga marco a la nueva época que se viene gestando desde hace años”, ahora se puede decir que la empezamos a tener. Han pasado casi seis años desde entonces y todo empieza a tomar cuerpo.

Como entonces, y en eso también coincido con Rifkin, sigo pensado que comunicación y velocidad del ser humano van muy ligados y cuando se producen estos encuentros es que, efectivamente estamos ante tiempos nuevos. Todavía queda mucho si lo miramos con nuestros ojos pero menos en los de los jóvenes que todavía está aprendiendo a hablar. La búsqueda de la energía potente y gratuita está por llegar pero tampoco falta tanto a la vista de este viaje galáctico de Rosetta. Ni acordarme de que hace diez años salió desde la Tierra este artilugio que ahora anda en la superficie de un cometa, el 67P, tratando de enviar datos después de un viaje en el que ha ido a 8,2 kilómetros por segundo.

Recientemente organicé desde innovaspain.com y con PONS Patentes y Marcas un encuentro de empresas relacionadas con el tema de la impresión 3D y me quedé alucinado cuando los fundadores de Aglaris Cell, una joven empresa radicada en el Parque Científico de Madrid decían que uno de los grandes problemas que tenían era reproducir en la impresora las venas dentro de un órgano; es decir que están trabajando en el tema de reproducir un riñón y mandarlo, por ejemplo, a un lugar perdido de Mongolia si allí tienen una impresora 3D y todo lo necesario para que funcione. Pura ciencia ficción hecha realidad porque ya se mandan cosas más sencillitas. Es decir, en no sé cuántos años una estación espacial a 500 millones de kilómetros de la Tierra podrá tener una impresora 3D y solucionar muchas las cosas que ahora nos parecen imposibles. Nada se llevarse las sillas a Marte, nos las mandarán por 3D.

El libro de Rifkin es una teoría y cuando empieza a haber teorías es que algo está cambiando. Nosotros somos parte de los actores y nos resistiremos, no lo comprenderemos, pero al final la sociedad será distinta. Y no por nada, sino porque hemos sentado las bases de este cambio. Por esto me gusta el libro de Rifkin, porque pone de manifiesto que en la vida del hombre nada es eterno salvo el alma para los que creemos en ella y ni eso para los que no creen. Y naturalmente que el capitalismo sufrirá cambios aunque no seamos capaces de vislumbrar cuáles.

Saco a colación lo del capitalismo porque es una de las fijaciones del libro y no le ayuda a mejorarlo. Lo ve desde una óptica demasiado cercana y crítica. Habla de la jubilación de la teoría de Adam Smith como si fuera cercana y hace tiempo que la jubilaron le guste o no le guste. Tiene estos tics de muchos ilustres profesores americanos que confronta el capitalismo, un sistema real y cambiante, con el socialismo teórico que cuando se puso en práctica resultó ser un desastre. Menos mal que al final recuerda a Hume y Benthan y sus principios liberales que son los que dieron luz a una época de la Historia dominada por la fabulosa capacidad de pensar del cerebro humano. Para mí las incursiones filosóficas de Rifkin es lo más flojo  per5o tampoco tenía porque ir más allá. El resumen que hace es suficientemente valioso como para abrir de verdad el debate sobre este Nuevo Mundo que ya está aquí.

 

Adjunto
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