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Estructuras, sí gracias (Nota Técnica)

Hace una semana pude ver un interesante anuncio en televisión. Un mediático personaje de la cadena que emitía el spot, y que yo admiro, recomendaba a los contribuyentes el marcar con una cruz la casilla de fines sociales en su declaración de la renta. Este mensaje solidario y comprometido, que nos debería de satisfacer a todos, terminaba con una ‘coletilla’ inquietante. Este showman aclaraba: los fondos se destinarán a la financiación de proyectos concretos no a las estructuras de las organizaci...

Hace una semana pude ver un interesante anuncio en televisión. Un mediático personaje de la cadena que emitía el spot, y que yo admiro, recomendaba a los contribuyentes el marcar con una cruz la casilla de fines sociales en su declaración de la renta. Este mensaje solidario y comprometido, que nos debería de satisfacer a todos, terminaba con una ‘coletilla’ inquietante. Este showman aclaraba: los fondos se destinarán a la financiación de proyectos concretos no a las estructuras de las organizaciones.

Una aclaración curiosa e injusta. Parece ser que las comúnmente conocidas como Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) tienen estructuras que, al parecer, por definición, son ineficaces, perniciosas o poco útiles.

No conozco ninguna administración pública, empresa, entidad financiera, club deportivo, universidad, museo o cadena de televisión que no posea una estructura administrativa y de gestión que permita el cumplimiento de sus fines para los que fueron fundaron. Nadie duda que esas estructuras son necesarias y no están bajo una sospecha generalizada.

Vamos a echar un rápido vistazo a la actividad y los recursos de algunas de las ONGs más conocidas.

Médicos Sin Fronteras desarrolló, en el año 2006, 36 intervenciones de emergencia en los países más castigados de nuestro planeta, impulsando actividades de atención primaria de salud, tratamiento de enfermedades específicas, atención hospitalaria, nutrición y lucha contra epidemias. Intervenciones que se debieron a conflictos armados, epidemias, hambrunas, enfermedades y situaciones de exclusión. Todo ello con sus propios recursos, teniendo que realizar importantes movilizaciones de personal, material médico y llevando a cabo complicadas labores logísticas.

Ayuda en Acción impulsa programas de desarrollo integral a largo plazo que promueven actuaciones en educación, salud, infraestructuras, iniciativas económicas y seguridad alimentaría. Todo ello en 19 países de Africa, América y Asia, promoviendo relaciones con las administraciones locales y nacionales en cada país.

Por último, una organización que conozco bastante bien, Aldeas Infantiles SOS de España, gestiona 21 Aldeas en España, América Latina y Africa, además de impulsar más de 90 programas de prevención de la marginación infantil y juvenil, lo que hace que beneficie directamente a casi 11.000 niños y jóvenes, una cifra que se eleva a más de 450.000 si tenemos en cuenta la labor de Aldeas Infantiles SOS Internacional.

Todo ello lo realizan estas ONGs con más del 65% de fondos propios, lo que quiere decir que necesitan una mínima organización departamental que les permita la recaudación y la buena gestión de estos recursos económicos.

¿Tiene razón de ser que estas ONGs tengan estructuras organizativas? Sin duda alguna sí. Estas organizaciones que se dedican a salvar vidas, a combatir la pobreza, la marginación y el abandono infantil tienen que tener estructuras fuertes, profesionales, modernas, flexibles, democráticas; con empleados dignamente remunerados y con formación continuada. Deben ser estructuras ágiles, transparentes, con dirigentes honestos y comprometidos con su misión social.

No existe ninguna organización o institución económica, política, cultural o religiosa de prestigio que no cuente con una estructura administrativa y de gestión lo suficientemente fuerte para desarrollar, de la mejor forma, su labor.

Por ello las empresas, al impulsar su Acción Social, al acercarse a las ONGs, no deben tener miedo en colaborar en la mejora de sus estructuras. Siendo necesario y beneficioso, la financiación de programas concretos, en cualquier campo de los antes descritos, la compañía que apoya la estructura de una organización, duplicará el beneficio de su aportación porque la organización con una estructura profesionalizada sacará el mayor provecho a esa colaboración.

La empresa colaboradora sí debe exigir que esa estructura sea transparente, eficaz y profesional. La empresa debe solicitar a la organización, dentro de la lógica y el sentido común, la información necesaria para conocer el destino de los fondos, la eficacia de sus decisiones, el beneficio de sus programas y la honestidad de sus dirigentes.

Pero en lo que nunca debemos caer es en algo muy común en nuestro país: generalizar una crítica por el comportamiento de unos pocos. Que un aspecto tan importante para las ONGs sea demonizada porque el comportamiento de algunas estas organizaciones, contadas con los dedos de una mano, haya sido oscura o esté en entredicho, no es justo. Porque entonces, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

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