Donaciones bienes servicios / Donaciones económicas (Nota Técnica)
Desde los Dracmas griegos, hace casi 2.500 años, las monedas, el dinero, se ha convertido en el elemento fundamental para la obtención de todo tipo de bienes y servicios. El trueque, el intercambio de productos como forma de relación comercial, también ha subsistido de forma paralela, pero normalmente en las sociedades menos desarrolladas.En el mundo occidental del siglo XXI existen pocos ejemplos de relación económica donde el dinero no sea el protagonista, aunque sea virtualmente. Por ello pagamos y cobramos en dinero, y sólo en algunas ocasiones, y como complemento, recibimos o pagamos con otra serie de contraprestaciones: talones de comida, descuentos en tiendas, bonos de compra, etc.
Los recursos dinerarios, el cash, ha sido el índice normal para medir la salud de una economía familiar, institucional o empresarial. Entonces ¿Por qué se ve tan raro que lo que principalmente solicitemos las ONGs sea dinero? Con él, se remunera a los profesionales que hace posible el diseño e implementación de los proyectos que benefician a millones de personas, con el dinero se obtienen los materiales de construcción, las medicinas, alimentos y productos de comercio justo que más tarde se vende en Occidente para obtener más dinero y poder manufacturar más productos y continuar, de esta manera, el habitual sistema comercial de las sociedades capitalistas.
El dinero permite a las ONGs planificar a largo plazo, establecer estrategias más eficientes, desarrollar campañas de concienciación y sensibilización. En suma, permite cumplir su objetivo para el que fue constituido con libertad e independencia, sobre todo si la obtención de estos recursos económicos se consigue a través de la diversificación de las fuentes de financiación. No conozco a ninguna empresa que permita la compra de sus productos y servicios a través de otra forma de pago que no sea el dinero.
¿Quiere todo esto decir que no es beneficioso otro tipo de colaboraciones como la donaciones en especie? Claro que no. Pero es fundamental, que, para que una donación de bienes y servicios, por parte de una empresa, sea provechoso para la ONG debe haber un compromiso de calidad de esta donación.
Existe cierta tendencia en algunas empresas de establecer que su Acción Social no debe contemplar la financiación de programas de ONGs ni de sus estructuras, sino que se basa en donaciones en especie y/o voluntariado. Dos aspectos totalmente positivos, pero que no sustituyen la aportación económica, fundamental y que posiciona a la empresa comprometida realmente con la Acción Social.
Desde nuestro punto de vista todo programa de Acción Social para que sea completo debe seguir tres líneas de actuación:
- financiación económica,
- donación en especie y
- voluntariado.
Tres líneas de colaboración totalmente asumibles por la empresa, si bien el plazo de cumplimiento de cada una de ellas no tiene por que ser el mismo.
¿Cómo debe ser una donación en especie?
Primero es necesario que la empresa haga un reflexión honesta y donar aquello que es la razón social de su empresa, su principal producto o servicio, aquello que le identifica como su principal fuente de ingreso: las empresas de mensajería, envíos, los medios de comunicación, espacios de información o publicitarios; las empresas tecnológicas, tecnología; las consultoras, agencias de comunicación y marketing o las firmas de abogados, sus conocimientos.
En muchas ocasiones esto no es posible por política empresarial, contabilidad interna u otras razones corporativas de peso. Entonces se pasa a un segundo nivel, son las donaciones de material informático u ofimático que normalmente una empresa suele tener en sus oficinas: ordenadores, fotocopiadoras, impresoras mobiliario, etc. Estas donaciones tienen que tener una característica esencial para que sean reutilizables: su perfecto estado y su antigüedad. Un ordenador excesivamente antiguo, sin las mínimas prestaciones que permita su utilización compatible con los actuales sistemas es inservible. Un mobiliario incómodo y en mal estado sólo provoca dos consecuencias: la necesidad de sustituirlo en un corto periodo de tiempo, lo que trae más gasto e incomodidades; y una pobre imagen por parte de la empresa donataria.
Por ultimo, están las campañas de recogidas de libros, juguetes, material escolar, y otros productos donados por empleados o clientes, donde la empresa juega el papel de mediadora entre las personas donatarias y las ONGs que recepcionan el material. Estas campañas son provechosas siempre y cuando se cumplan los siguientes requisitos:
- El bien que se recoge está pactado por la Empresa y la ONG.
- Esta totalmente cerrado el proceso de recogida, almacenamiento y envío.
- Las personas tienen claro que lo que se dona tiene que ser nuevo. O en buen estado, aunque este es un concepto peligroso y subjetivo: no todos tenemos la misma percepción de algo en buen estado, sobre todos si se va a donar.
Caso aparte son la donaciones trampa, aquellos productos de merchandaising promocional o corporativo que las empresas en un momento dado necesitan deshacerse por motivos de almacenaje o cambio de imagen y que, como una bomba, caen en una organización. Esta claro que para realizar este tipo de donaciones tiene que haber una clara aceptación de la ONG.
Pero no sólo la empresa debe realizar esta reflexión honesta, las ONG también tenemos que tener políticas claras sobre las donaciones en especie. Políticas claras que permitan que se registren contablemente como ingresos, que permita ser proactivo para identificar a las empresas que pueden realizar donaciones interesantes para la organización y presentarles los proyectos o el uso final que se dará a esas donaciones, además de tener claro la desgravación fiscal de estas donaciones para la empresa donataria.
Las donaciones en especie no pueden sustituir a las donaciones económicas, pero son un complemento esencial para que las empresas cumplan una de las líneas de su programa de Acción social y que las ONGs consigan bienes y servicios que les permita ahorro de recursos y el cumplimiento de sus objetivos.