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¿Hay alternativas a los ERES? (Debate)

Parece que ya incluso hasta los ministros de trabajo socialdemócratas opinan que un buen ERE no es mala idea; los directivos más avispados ya han comenzado las rebajas, o están ajustando los "tacos" de salida decidiendo cuántos "sobran"... Sin embargo desde Know Square pensamos que un ERE es la medida más fácil y evidente, y que no es necesario ir a Harvard ni estudiar Ingeniería para aplicar este tipo de medidas. Nos gustaría debatir sobre este tema, escuchar vuestras opiniones, y aprender de otros puntos de vista.

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Comments (2)

  • jfa@knowsquare.es

    jfa@knowsquare.es

    27 Septiembre 2008 at 13:20 | #


    Comentando este asunto hace unos días con un compañero de trabajo, me hizo llegar un artículo de Alexander Kjerulf que por su interés para este debate reproduzco a continuación, y como ejemplo de que más allá de tomar la decisión de comenzar a cortar cabezas, o incumplir contratos y obligaciones con nuestros clientes, hay alternativas más coherentes y enfocadas en el largo plazo... Autentica RSC vamos.

    ===============================================
    Y dale con el culto al exceso de trabajo 27/Mayo/2008 @ 16:26

    El culto al exceso de trabajo: la creencia firmemente arraigada por doquier de que cuantas más horas se trabajen en una empresa, más beneficios tendrá. Esta idea no sólo es dañina sino absolutamente equivocada, como demuestra esta historia del libro de Arlie Hochschild, “Cuando el tiempo aprieta” (The Time Bind).

    Un directivo, Doug Strain, vicepresidente de ESI, una empresa de informática de Portland Oregon, vio la relación existente entre que unos hicieran menos horas y la creación de más empleo para otros. En una sesión de grupo para consejeros delegados y directivos celebrada en 1990 expuso el siguiente caso real: Cuando desciende la demanda de un producto, lo normal es que las empresas despidan gente y que obliguen a los que se quedan a trabajar el doble. Así que lo sometimos a votación, a todo el personal de la fábrica. Les preguntamos qué querían hacer: se echaba a algunos o todos se pasaban a una semana de 32 horas. Se lo pensaron y decidieron que preferían no desmembrar el equipo. Así que bajamos a 32 horas por semana para todo el mundo para compensar por la inactividad prevista. Las horas y el salario de todo el mundo (ejecutivos incluidos) disminuyeron.

    Pero dos sorpresas inesperadas aguardaban a Strain. Primero, la productividad no disminuyó. Juro por Dios que produjeron todos lo mismo en 32 horas que en 40. Así que no es una mala decisión empresarial. Pero en segundo lugar, cuando la situación económica mejoró, les ofrecimos volver a la jornada completa habitual. ¡Nadie quiso!

    Ni en nuestros sueños más disparatados nuestros directivos habrían aplicado una semana de cuatro días. Pero se ha mantenido porque nuestros empleados se han empeñado. Interesante, ¿eh? Reducen las horas de trabajo, pero la producción se mantiene igual.

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    reply

  • vwoltes@hotmail.com

    vwoltes@hotmail.com

    28 Noviembre 2008 at 20:10 | #

    Juan Fernández-Aceytuno escribió:
    Comentando este asunto hace unos días con un compañero de trabajo, me hizo llegar un artículo de Alexander Kjerulf que por su interés para este debate reproduzco a continuación, y como ejemplo de que más allá de tomar la decisión de comenzar a cortar cabezas, o incumplir contratos y obligaciones con nuestros clientes, hay alternativas más coherentes y enfocadas en el largo plazo... Autentica RSC vamos.

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    Y dale con el culto al exceso de trabajo 27/Mayo/2008 @ 16:26

    El culto al exceso de trabajo: la creencia firmemente arraigada por doquier de que cuantas más horas se trabajen en una empresa, más beneficios tendrá. Esta idea no sólo es dañina sino absolutamente equivocada, como demuestra esta historia del libro de Arlie Hochschild, “Cuando el tiempo aprieta” (The Time Bind).

    Un directivo, Doug Strain, vicepresidente de ESI, una empresa de informática de Portland Oregon, vio la relación existente entre que unos hicieran menos horas y la creación de más empleo para otros. En una sesión de grupo para consejeros delegados y directivos celebrada en 1990 expuso el siguiente caso real: Cuando desciende la demanda de un producto, lo normal es que las empresas despidan gente y que obliguen a los que se quedan a trabajar el doble. Así que lo sometimos a votación, a todo el personal de la fábrica. Les preguntamos qué querían hacer: se echaba a algunos o todos se pasaban a una semana de 32 horas. Se lo pensaron y decidieron que preferían no desmembrar el equipo. Así que bajamos a 32 horas por semana para todo el mundo para compensar por la inactividad prevista. Las horas y el salario de todo el mundo (ejecutivos incluidos) disminuyeron.

    Pero dos sorpresas inesperadas aguardaban a Strain. Primero, la productividad no disminuyó. Juro por Dios que produjeron todos lo mismo en 32 horas que en 40. Así que no es una mala decisión empresarial. Pero en segundo lugar, cuando la situación económica mejoró, les ofrecimos volver a la jornada completa habitual. ¡Nadie quiso!

    Ni en nuestros sueños más disparatados nuestros directivos habrían aplicado una semana de cuatro días. Pero se ha mantenido porque nuestros empleados se han empeñado. Interesante, ¿eh? Reducen las horas de trabajo, pero la producción se mantiene igual.

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    Evidentemente el "factor humano" es determinante en estos asuntos, una vez mas se demuestran varias cosas, por un lado que cuando se trabaja por un proyecto común, las cosas funcionan, y que al final, la calidad de vida tiene mucho mas valor que precio, estoy completamente de acuerdo, creo además que en estos casos se aumenta la cohesión del equipo con medidas de ese estilo, y que a la larga todos y digo todos, salen beneficiados.

    Vicente Woltés Albelda

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