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Visión integral (Artículo)

En el campo del reconocimiento y valoración de los intangibles conviene hacer aportaciones complementarias de valoración no económica de algunos elementos intangibles autogenerados que no cumplen las normas de valoración del nuevo plan general contable. El fondo de comercio no adquirido pero generado necesita nuevas formas de creativa integración para facilitar su gestión.

La economía integral trata de OPTIMIZAR los flujos de la empresa, no solamente los visibles sino también los invisibles, los tangibles y los intangibles. Además de los flujos de caja hay que valorar los flujos de bienestar y de satisfacción. Hasta ahora muchísimas empresas han priorizado lo económico y ninguneado la dimensión intangible no monetaria de la empresa. La economía integral nos acerca a la empresa con deseos de gestionar el conocimiento y la consciencia de todas sus partes y dimensiones. Solo así podrá aplicar la inteligencia simultánea para el bien común de las diversas áreas y dimensiones de la misma.

Si queremos gestionar algunos valores intangibles de la empresa como la satisfacción, la salud corporativa, la responsabilidad, la reputación, conviene cuantificarlos pero a menudo no es posible hacerlo en unidades monetarias. Ya sabemos por otra parte que no es posible añadir valores intangibles, críticos o no críticos, a un balance financiero. Lo que sí podemos hacer es un balance complementario de gestión que nos sirva para darnos cuenta de cómo estamos en los valores de la diversidad, la integralidad, la creatividad, la eticidad, la responsabilidad y muchos otros. La valoración cuantificada es mucho más necesaria para la gestión interna que para la información externa.

Las unidades no monetarias las podemos llamar unidades de valor. Captar las unidades de valor se puede hacer en primera aproximación a través de la percepción de las persones implicadas. La valoración cotidiana de lo intangible no se puede hacer ni a precio de mercado ni a precio de adquisición ya que no siempre lo tiene; ha de hacerse por aproximación, por una lógica difusa que nos aporte diferentes grados de cualidad desde el 1 hasta el 10. Sin cuantificación no podemos calibrar la calidad de los intangibles ni acercarnos a la eficiencia de su gestión.

Si comparamos los inputs y los outputs de las empresas por sustracción podemos llegar a cero, pero si queremos llegar al 1 como punto sostenible de referencia las hemos de relacionar por cociente. P.e. si los inputs son 1.000 y los outputs 1.000 el punto de equilibrio mínimamente deseable sería el 0. Ni ganamos ni perdemos. Si lo hiciéramos por cociente nos daría 1. Los valores intangibles pueden convertirse en coeficiente de mejora o deterioro respecto a estos resultados financieros. Pensemos que si el coeficiente de satisfacción de los clientes es de 1.70, este valor, en este momento, nos puede hace subir el valor global en un 70 % (1x1.70). Si el ratio de la contabilidad financiero fuera 2 (2000:1.000) y el coeficiente de satisfacción laboral fuera 0.2 esto querría decir que el valor global del ratio de los resultados de la empresa seria 2 x 0.20. El ratio global (t+i) sería del 0.40, insatisfactorio por estar debajo del 1.

El esfuerzo debe estar en la integración de aquellas realidades desintegradas y olvidadas dentro de las organizaciones. Como dice Wilber "las distintas crisis a las que se enfrenta el mundo moderno son debidas fundamentalmente a una visión "fragmentada". Nos hacen falta visiones unificadoras. En el nuevo paradigma "las propiedades de las partes solo pueden comprenderse desde la dinámica de la totalidad". Eso es lo que intentamos con las unidades de valor para que nos ayuden a tomar consciencia de lo que no tiene precio pero tiene valor.

Adjunto
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