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La RSC de los Medios de Comunicación se llama CREDIBILIDAD (Artículo)

Hace poco asistí a un evento en el que, entre otros reconocimientos, se premiaba a una cadena televisiva, por una importante campaña de sensibilización social, y a una conocida periodista, por la iniciativa solidaria que había impulsado en su programa y que se había traducido en la construcción de una escuela en Latinoamérica. Ambas actuaciones tienen razones más que objetivas para ser reconocidas, pero ¿Debe la Acción Social de los medios de comunicación centrarse en este tipo de acciones? ¿Cuá...

Hace poco asistí a un evento en el que, entre otros reconocimientos, se premiaba a una cadena televisiva, por una importante campaña de sensibilización social, y a una conocida periodista, por la iniciativa solidaria que había impulsado en su programa y que se había traducido en la construcción de una escuela en Latinoamérica. Ambas actuaciones tienen razones más que objetivas para ser reconocidas, pero ¿Debe la Acción Social de los medios de comunicación centrarse en este tipo de acciones? ¿Cuál debe ser el elemento principal de la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas periodísticas?

Recientemente se han producido dos noticias que nos hace pensar que a la RSC de los Medios de Comunicación les queda mucho camino por recorrer, sobre todo en lo que se refiere al diálogo con sus stakeholders y al elemento principal que debe regir su compromiso social.

El primero de estos hechos ha tenido una gran repercusión mediática, pero tan rápido como ha llegado se ha ido. Fue la cobertura ofrecida del caso de la niña muerta en Tenerife y que trajo consigo la vergonzante acusación de maltrato al compañero sentimental de la madre. La sangrante cadena de errores ocasionó que un inocente viviera unos días en el infierno mientras unos medios de comunicación, con escasos recursos y necesitados de mayores índices de audiencia, difundían por todo el país un veredicto y condena sin juicio.

El problema partió, claramente, de un error de diagnóstico y una deficiente gestión médica y administrativa. Pero a este primer error le sucedió un tratamiento amarillista sin ningún tipo de rigor en la información y profundización de los hechos. El obtener una mayor cuota de pantalla o incrementar su OJD, unido a la falta de recursos humanos y profesionalidad, produce estos comportamientos criticables y de graves consecuencias.

Hago hincapié en el tema de los recursos porque cada vez más los medios de comunicación quieren abarcar más con menos y el resultado no puede ser otro que la incapacidad de realizar un trabajo digno.

La otra noticia ha pasado más desapercibida para la mayoría de la opinión pública, pero es totalmente ilustrativa de la situación actual. Esta es el resultado de una investigación realizada por el profesor Francisco José Sánchez García, del departamento de Lengua Española de la Universidad de Granada, sobre la manipulación de las declaraciones de los políticos en la prensa. Según este estudio el 88 % de los titulares que citan palabras textuales de los políticos (y que, por lo tanto, deberían ser más objetivos que aquellos que emplean un estilo indirecto) presentan algún tipo de manipulación, sobre todo "amputaciones parciales y alteraciones en palabras o sintagmas enteros", y sólo un 12 por ciento de ellos son estrictamente rigurosos.

Este profesor universitario resalta que, "si los titulares que emplean el estilo directo están manipulados, la adulteración es aún mayor cuando la prensa se inclina por citar de forma indirecta las palabras de los políticos, ya que en la mayoría de los casos los periodistas optan por emplear verbos negativos que sirven para dañar indirectamente la imagen del autor de las declaraciones", como "acusar", "criticar", "rechazar" y "exigir".

Este trabajo pionero ha revelado, además, las estrategias más frecuentes de tratamiento de las informaciones políticas para favorecer una imagen positiva del partido afín. Algunas de estas acciones son los recursos retóricos (metáforas), la falacia, la tergiversación de las citas directas, y sobre todo, el uso de contenidos ideológicos implícitos en las noticias.

Muy poco hay que comentar sobre esta noticia. Sólo indicar que los responsables de los medios de comunicación y nosotros mismos, los consumidores de sus productos, deberíamos reflexionar sobre lo que vemos, oímos y leemos.

Cuando compramos un bien o un servicio esperamos que tenga unos mínimos estándares de calidad y profesionalidad ¿Por qué no exigimos lo mismo a los medios de comunicación? ¿Por qué no se exigen ellos mismos su principal valor: la credibilidad?

Esta, debe ser el objetivo esencial del negocio periodístico y de su Responsabilidad Social Corporativa. Así como los dirigentes empresariales de otros sectores están trabajando para lograr un compromiso social en relación directa con su negocio, con la calidad de su oferta, dialogando con sus públicos objetivos, huyendo del beneficio rápido en pos del negocio sostenible, las empresas periodísticas deben considerar seriamente que si quieren convertirse en Medios de Comunicación ‘sostenibles’, sólo lo lograrán con la ‘Credibilidad’ .

Algunos pueden argumentar que la objetividad no existe, pero el rigor si. Es menos complicado, de lo que nos quieren hacer creer, diferenciar entre opinión e información, y sobre todo es muy, muy fácil diferenciar tratamiento amarillista o profesional de la noticia.

Estas son fechas en las que se sucederán los mensajes solidarios en los medios de comunicación, perfecto, pero que este sea el primer paso de un compromiso real con el fundamento de su negocio, LA CREDIBILIDAD.

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