La inteligencia simultánea de los directivos (Artículo)
Si los directivos se deciden a tomar decisiones con visión integral será necesario que tengan un buen nivel de integralidad y un buen nivel de inteligencia simultánea. De esta forma las decisiones podrán ser igualmente eficaces y ajustadas para todas las partes principales de la empresa: clientes, trabajadores, inversores, proveedores…Ya valoramos a los directivos con visión generalista, pero la visión generalista a veces es poco integral y deja, en su visión, cosas importantes en la sombra. La visión integral como alternativa a la visión general nos lleva a la totalidad de la realidad compleja y entrecruzada y es propia de los hombres de visión. No es fácil darse cuenta simultáneamente de todas las posibles implicaciones y consecuencias que se puedan dar en una decisión que por ejemplo tanto puede ser importante para nosotros como para las generaciones que nos aguardan.
La inteligencia debe entrenarse, tiene que aprender a ser simultánea no focalizada únicamente en una parte en detrimento del todo. Una inteligencia laboral no simultánea puede tomar decisiones que no sean buenas para la totalidad. Puede que no se de cuenta el director de recursos humanos de las implicaciones que pueden tener sus decisiones entre los diversos niveles de personal. La inteligencia simultánea, si se da cuenta suficientemente de la compleja y multivariada realidad empresarial intenta encontrar soluciones para el bien de todos.
La inteligencia distribuida supone la voluntad de tener en cuenta las diversas partes implicadas en los procesos y en las decisiones. Es el deseo o el instinto simultáneo de querer ganar-ganar para todas las partes implicadas: la inteligencia solidaria entiende de medidas justas que salvan al todo, es el deseo compartido por la totalidad y la integralidad. La inteligencia egoísta no es trascendente ni transparente y solo entiende y manipula razones no siempre confesables.
Si el pensamiento cuántico, como dice Robledo, debe dar lugar a un tipo de organización cuántica que es holística e interrelacionada, flexible, abierta al cambio y necesitada de sentido, la inteligencia simultánea facilita el pensamiento unitivo por su voluntad de síntesis de las partes.
No olvidemos, por ejemplo, que muchas empresas están llenas de pasivos de reconocimiento, obligaciones morales que no se pueden olvidar hacia directivos, trabajadores, ejecutivos y ejecutores. En momentos de reparto no se pueden olvidar estas obligaciones que no están ni escritas ni exigibles pero reconocibles y a veces cuantificables en términos monetarios. La inteligencia simultánea debe llegar hasta allí.
Actualmente la gestión integral de la empresa ya extiende su atención hacia las partes interesadas, hacia las partes vinculadas, las partes que contribuyen al proceso y a los resultados. Ya va aprendiendo estratégicamente a tener una buena jerarquía de las partes. Un día un director de una gran cadena de supermercados decía que en su escala de valores los inversores los ponía en último lugar porque era la forma más inteligente de tener beneficios y de tener satisfechos a todos aquellos que contribuían a ello. Un win-win-win perfecto. Alguien dijo que era o quizás lo fue un argumento sutil y enmascarado a favor de los inversores, pero de hecho era bueno para todos.
La visión integral facilita la visión, la atención, la intención, la ética y la inteligencia simultánea. Hay quien puede tener una visión integral sin entenderla y otros que entendiéndola no desean tenerla en cuenta. No todos tenemos la capacidad de vivir en la simultaneidad pero todos, de alguna forma, tenemos que aprender a ser simultáneos si queremos ser consecuentes con la totalidad. De poco nos serviría tener unos grandes beneficios económicos si estos se hubiesen hecho en detrimento del medio ambiente. Las soluciones mejores de los mejores directivos son aquellas que inteligentemente maximizan simultáneamente los intereses de las partes implicadas e interesadas.
Adjunto