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El modelo de Sociedad Civil lo explica todo (Artículo)

En muchas ocasiones, en este nuevo mundo de la Responsabilidad Social Corporativa, el compromiso activo, la Acción Social Empresarial, etc., (tal y como lo entendemos hoy en día), realizamos parciales análisis con la intención de lograr encontrar soluciones puntuales a problemas o circunstancias cuya raíz es más profunda de lo que vemos o queremos ver. Aunque me temo que esta es una práctica demasiado habitual en España.

Vayamos a ejemplos concretos. En los últimos años se han sucedido "cierta" proliferación de estudios, foros, análisis en el que se intenta explicar el por qué de la falta de auge de la Inversión Socialmente Responsable (ISR), o de los fondos comprometidos, en España. Entidades financieras, organizaciones sin ánimo de lucro, escuelas de negocio, gestores de fondos, etc. miran de reojo al "de al lado", con cierto recelo, porque piensa que "el otro" (siempre el otro) no ha hecho los deberes y de ahí el estancamiento.

Además, este enojo nace por el esperanzador aterrizaje que tuvieron estos productos en nuestro país y que hacía presagiar un campo repleto de posibilidades. En 2003, cuando se produjo la explosión de los ISR, el crecimiento era de un 300%, con unos mil millones de activos. Seis años después este patrimonio se había reducido a 844 millones. Para muchos la razón está en la socorrida crisis que lo explica todo. Pero la realidad es que lo máximo que se llegó a negociar en este tipo de productos fue 1.300 millones en 2007, es decir que en cuatros años se había producido una subida de un 30%. Nada desdeñable, pero muy lejos de los niveles de comercialización de estos productos financieros en el resto de los países vecinos. De hecho, estamos, y hemos estado, en la cola en lo que se refiere a la Inversión Socialmente Responsable en el continente.

Fijémonos ahora en otra iniciativa de la economía social o comprometida: el Comercio Justo. El escenario es muy, muy parecido. Si vemos una comparativa de las ventas totales de estos tipos de productos solidarios en 2000 con respecto a 2007 comprobamos que el aumento fue de un 140%. Impresionante ¿Verdad? pero al año siguiente cayó un 2,9% ¿Otra vez la crisis? Sí, puede ser. Pero comprobemos cual era el puesto que ocupaba España en 2005 de gasto de comercio justo por cada 100 habitantes: el penúltimo.

Terminamos esta serie de ejemplos con el esencial para las Organizaciones No Gubernamentales con fines sociales o medioambientales: el porcentaje de ciudadanos donantes a estas organizaciones. En España es el 11%. Muy lejos de Bélgica (33%), Alemania (31%), Francia (41%) o Reino Unido (56%).

Algún analista que desenfunda con excesiva rapidez, podría argumentar que el problema es la falta del confianza de la sociedad en las ONG’s, y, por tanto, este escepticismo tiene como consecuencia que el consumo de estos "especiales" bienes y servicios haya tocado techo. Nada más alejado de la realidad. En el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas de Octubre de 2006, es decir antes de la crisis que lo envolviera todo, la confianza del ciudadano en las ONG’s era mayor (con una media de 5.90) que en los medios de comunicación (4.84) o las organizaciones empresariales (4.31).

¿Cuál es el problema? Creo que antes que nada es necesario pararse a realizar un análisis serio y profesional, más allá de intereses individuales. Un análisis cuyo objetivo sea identificar las causas principales y encontrar soluciones reales.

Sin embargo voy a cometer una incongruencia, pero creo que el problema es sencillo de identificar, aunque de profundas consecuencias. Creo que al final todo gira alrededor de nuestro modelo de Sociedad Civil, o lo que es peor, la ausencia de un modelo.

Esa falta de modelo social se traduce en carencia de asociacionismo, desconfianza en todo aquello que necesite iniciativa privada, cesión a terceros de responsabilidades, incluso en detrimento de nuestros derechos y obligaciones o una obtusa creencia de que los políticos lo deben resolver todo, incluso aquello que no les hemos pedido.

Es el pensamiento de que nuestra participación en la vida democrática se circunscribe a votar cuando nos lo dicen y que más allá de este acto puntual no podemos, y casi no debemos, hacer nada porque nada podemos hacer. Y estoy de acuerdo en esto último, nada puede hacer una sola persona, pero si sumamos una a un millón las cuentas empiezan a salir.

Comprar un producto de comercio justo no sirve de nada, ¿Y un millón? Sirve para forzar cambios, para que los detallistas descubran que hay demanda, para obligar a las ONG’s a que ese desarrollo en las poblaciones necesitadas que defienden se haga realidad, a que se replanteen las reglas del comercio internacional, etc.

Igual ocurre con la Inversión Socialmente Responsable. En los países donde la Sociedad Civil es fuerte existen fondos de inversión con un claro componente social y medioambiental que manejan importantes cantidades de dinero porque hay grupos de personas que conocen lo que se puede lograr unidos. Utilizan los medios que están a su alcance, incluido el dinero, para intentar influir en lo que piensan que es justo.

No se entiende en Estados Unidos la lucha contra la segregación racial sin la participación de los movimientos pro derechos civiles. Y de este triunfo social es heredero, décadas más tarde, la promoción de fondos de inversión que limitaban su participación en empresas que estuvieran unidas al estado sudafricano en la época del "apartheid".

Y a este ejemplo se pueden unir otros, como el sufragio femenino, el ecologismo, etc. Movimientos que parten de la sociedad civil y que han transformado esa misma sociedad, incluso en niveles económicos y productivos. Por eso, las naciones donde la Sociedad Civil está más consolidada pueden desarrollarse iniciativas relacionadas con el compromiso y la solidaridad, llámese como se llame: Inversión Socialmente Responsables, Comercio Justo o colaboración con ONG’s. Es más, esa misma fuerza de la sociedad civil es el núcleo para el desarrollo sostenible de esas naciones y estados.

Abramos nuestro ángulo de visión a la hora de analizar esta situación, busquemos una solución panorámica, no nos quedemos con el plano corto.

Adjunto
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