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¡Ya está bien! (El libro abierto de la Actitud)

La profesionalidad es la única medicina contra un pasotismo que amenaza con destruir mucho de lo conseguido en tantos años de esfuerzo, pero como eso de la profesionalidad puede convertirse en un palabro huero, o dardo envenenado para arrojar a los que tienen muy claro sus compromiso, y metas personales, profesionales, laborales y sociales, y no descansan hasta lograrlos, luzca o no luzca el sol, haga frío o calor, o pinten oróscopas, espadas o bastos, que el camino hacia el infierno también est...

La profesionalidad es la única medicina contra un pasotismo que amenaza con destruir mucho de lo conseguido en tantos años de esfuerzo, pero como eso de la profesionalidad puede convertirse en un palabro huero, o dardo envenenado para arrojar a los que tienen muy claro sus compromiso, y metas personales, profesionales, laborales y sociales, y no descansan hasta lograrlos, luzca o no luzca el sol, haga frío o calor, o pinten oróscopas, espadas o bastos, que el camino hacia el infierno también está empedrado con buenos deseos.

A la incompetencia lo que es de la incompetencia,
y a la profesionalidad lo que le corresponde.

Así reza la décimoprimera ley de Luisag:

#11 LEY DE LAS PRODUCTIVIDADES DECRECIENTES

El decremento de la productividad de un entorno, es directamente proporcional al cuadrado del número de pasotas que en ese entorno tuvieran que tomar decisiones.

Dp= K x n2
[Dp]= nivel de decremento de la productividad
[K]= constante
[n]= Número de pasotas que tuvieran que tomar decisiones.

En plena era yoyótica, la impunidad es el motor del pasotismo que impera a tantos niveles de las sociedades supuestamente progres, y falsamente democráticas, pues no hay nada más antidemocrático que el pasotismo de muchos perjudicando a otros muchos más. La corrupción de tantos mal llamados defensores de la democracia, hunde sus raíces en la impunidad de los corruptos, convencidos de que Roldanes no hay más que uno, y aquel ya estuvo en chirona, pero, eso sí, sin devolver ni un solo euro de los supuestamente sustraídos. La ciudadanía que no es tonta, pues una cosa es que calle y otra bien distinta que no se entere, aprende fácilmente la lección y obra en consecuencia; si ellos delinquen yo me quedo en la cama lamiéndome las heridas causadas por tanto desalmado, para que voy a trabajar si luego ellos dilapidan lo que yo produzco con el sudor de mi frente. La cadena impunidad-pasotismo-lamento-empobrecimiento social, cobra todo su encadenamiento cuando las crisis acechan y los líderes son todo menos eso para lo que se les eligió; si a esto añadimos el fundamentalismo que aqueja a cualquier ideología política, caeremos en la cuenta de que la cadena que nos encadena hacia la inactividad no es nada fácil de romper. No, no se trata de poner el cascabel al gato, sino de eliminar a los gatos que no porten su reglamentario cascabel.

Una de las técnicas más comunes de todo directivo pasota no es otra que en el preciso instante en que le cae en su mesa cualquier problema, su primer pensamiento no es otro que "a quien le calzo este marrón", y por aquello de que siga la bola, cuando el peloteo llega al nivel más bajo, la reacción del bajista siempre es la misma, "esto lo tenían que haber resuelto los de arriba, que para eso les pagan", y no es que se quede la casa sin barrer, sino que nos quedamos sin morada ni escobas que podamos empeñar.

Lo del capitán araña es bien sabido de todos, pero lo que muchos desconocen es que su práctica ha alcanzado unos muy altos niveles de sofisticación, y de ello dan buena prueba permanente y machacona los más altos mandatarios de las más muy altas instancias (¿pero no se habían abolido las pólizas de tres pesetas?). Estos arañazos son la excusa perfecta para la inactividad más inactiva que imaginarse pueda. Para qué molestarse en hacer nada, si este, aquel o el otro mendrugo que tenemos de líder, va a cambiar drásticamente su rumbo en las próximas horas, días, o como máximo meses.

La profesionalidad es la única medicina contra un pasotismo que amenaza con destruir mucho de lo conseguido en tantos años de esfuerzo, pero como eso de la profesionalidad puede convertirse en un palabro huero, o dardo envenenado para arrojar a los que tienen muy claro sus compromiso, y metas personales, profesionales, laborales y sociales, y no descansan hasta lograrlos, luzca o no luzca el sol, haga frío o calor, o pinten oróscopas, espadas o bastos, que el camino hacia el infierno también está empedrado con buenos deseos.

Para que a nadie le quede la más mínima duda de lo que estamos hablando, baste con mencionar algunos de los múltiples atributos que, según este escribidor, a la profesionalidad cabria atribuir.

Autorresponsabilidad asumida al cien por cien, es decir que no basta con ser responsable ante los demás, sino sobre todo y por encima de todo, ante uno mismo.

Perfeccionismo, sin llegar al delirio, pero sintiendo el regusto que da el trabajo bien hecho, pero ¡ojo!, que no hay trabajo bien hecho sin cliente satisfecho.

Perseverancia, que no es otra cosa que reanudar un trabajo con el mismo espíritu que se inició antes de haber sufrido unos cuantos descalabros en el intento.

Humildad, para reconocer explícitamente los éxitos de los demás y no presumir de los propios.

Realismo, pues aunque un grano no haga granero, su sola presencia ya dá sentido al alfolí (almacén del grano).

Comunicar, Compartir y Colaborar, las 3C que sustentan el ecosistema tecnológico en el que vivimos inmersos.

Sonreír, para llegar a la oficina con la sonrisa puesta y animar a los demás a que trabajen con ahínco, y sin mirar por la ventana para ver si la lluvia, nieve o niebla pudieran justificar una inactividad injustificable.

Animar, Ayudar y Amar, las 3A que sustentan el entramado social de las sociedades que quieren seguir siéndolo.

Bloguear, para decir a los cuatro digitales vientos que uno está dispuesto a remover conciencias en pos de un trabajo sostenido y productivo que asegure la sostenibilidad en estos difíciles tiempos que nos está tocando vivir. ¿Es que los que nos dejaron la herencia que hemos disfrutado no sufrieron también lo suyo?

Es mucho más fácil encontrar miles de excusas para quedarse quietecito, lamentarse y no hacer nada, que para remangarse y gritar con puñetazo en mesa incluido, esto lo arreglo yo por eggs.

 

Adjunto
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