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Catedral de Vitoria, la Historia ante nuestros ojos (Crónica de viaje)

Desde la parte alta de la plaza de la Burullería, en Vitoria, la estatua en bronce de cuerpo entero de Kent Follet observa la Catedral de Santa María. La mano derecha colocada bajo la barbilla, con la elegancia de un dandi inglés y el aire de inteligencia propio del autor más leído del siglo XX. Su mirada tiene incluso un cierto aire entre pícaro y pensativo. Casto Solano, escultor vasco autor de la efigie, quiso retratar con esta pose al hombre, no al nombre. ¿Por qué la ciudad de Vitoria le dedica un monumento a este consagrado autor galés de best sellers? ¿Por qué se eligió ese lugar?

Cicatrices para siempre

A mediados del siglo XVII se producen las primeras señales serias de alarma del severo deterioro que estaba sufriendo la Catedral Vieja de Vitoria, templo gótico que domina la ciudad desde el promontorio en el que se asentó Gasteiz, la aldea que daría lugar a la actual capital del País Vasco. El origen del quebranto en un edificio tan emblemático para los vitorianos tenía dos causas principales. Por un lado, durante siglos se habían aportado tierras para vencer el desnivel que el edificio presentaba en sus cimientos. Por otro, durante los siglos XV y XVI se levantan tramos nuevos y se cambian las bóvedas de madera por otras de piedra,  nuevas cargas, cuyo peso y empuje hacen que el edifico se deforme. Por resumirlo gráficamente, es como si la Catedral fuera de goma, y la tomáramos entre dos dedos índice y pulgar, ejerciendo presión con ambos.

Durante los siglos siguientes, se emprenden intervenciones, tan variadas como infructuosas, encaminadas a evitar la ruina total del templo. El proceso culmina, ya en nuestros días, en 1994: ante el inminente peligro, la Catedral cierra al público.

Seis años más tarde, de la necesidad se hace virtud: la resignación deja paso a la creatividad. La Fundación Catedral de Santa María de Vitoria-Gasteiz inicia un proyecto que va más allá de la simple recuperación arquitectónica del templo, ampliando su ámbito a la cultura, el turismo, la divulgación científica y la regeneración urbanística del entorno catedralicio. La propuesta mereció el Premio Europa Nostra, distinción que concede la Unión Europea para reconocer la conservación y mejora del patrimonio cultural en los países europeos, y refrendada desde entonces por un incesante éxito turístico. El plan propuesto contenía una genialidad: nada del proceso de restauración se ha de esconder, todo ha de quedar a la vista de todos. Y se cuelga el cartel "Abierto por obras". 

Abierto por obras

El programa "Abierto por obras" ofrece, entre otras muchas acciones didácticas y culturales,  visitas guiadas a las obras de restauración en las que, en toda su crudeza, pueden verse  las heridas en muros y pilares. En ningún lugar del mundo puede verse algo así, un auténtico viaje por la historia de la cultura y la arquitectura. Se accede al subsuelo –donde se han encontrado enterramientos de diferentes épocas–  y se asiste en directo, a los trabajos que arqueólogos, canteros y arquitectos realizan en el interior del templo,  desde una espectacular plataforma en la nave central a cuatro metros de altura. Una experiencia única para el visitante que asiste, entre atónito y   emocionado,  a la construcción de una catedral gótica. Leves ruidos agudos retumban como martillos que golpean la piedra, mientras finas nubecitas de polvo se elevan suavemente. A excepción de los cascos protectores –de los que también su surte al visitante– y los monos blancos de trabajo, bien pudiera pensarse que los obreros de hoy no son diferentes de aquellos que hace centurias levantaron la estructura del templo.

Las principales deformaciones están en el coro, donde los arcos centrales se han abierto, aplastados por el peso. Las columnas se pandean. No se podrán enderezar jamás. Cicatrices para siempre.  Desde el coro, una estrecha y empinada escalera de caracol baja hasta el pórtico, añadido durante el siglo XV y ya completamente restaurado, donde, desde primavera a septiembre, se celebran algunos recitales de la programación "Abierto por concierto".

Un mundo sin fin

Kent Follet visitó la Catedral de Santa María de Vitoria-Gasteiz en el año 2002. Asistía como ponente en el ciclo de conferencias "Encuentros en la Catedral".  Tan sorprendido quedó por lo que vio, que lamentaba no haber conocido esta restauración durante el proceso de elaboración de "Los Pilares de la Tierra".

Durante aquella visita comenzó la fascinación del escritor por este vacío templo del siglo XIII, literalmente destripado desde sus desnivelados cimientos hasta las cúpulas, y atravesado por andamios hidráulicos y pasarelas de madera.

El 9 de enero de 2008, el mismo día que se levantaba el paño que envolvía su efigie colocada en las Burullería, Follet presentaba en la Catedral de Vitoria la edición española de "Un mundo sin fin", secuela de la voluminosa y apasionante "Los pilares de la tierra". La abundante documentación facilitada a Follet a lo largo de los seis últimos años, le había servido para describir los problemas de estabilidad de Kingsbridge,  la catedral literaria imaginada por el escritor. Diferentes pasajes de "Un mundo sin fin" están parcialmente inspirados en el templo vitoriano.

Meses después, Julio Llamazares presentaría su libro "Las rosas de piedra" en el templo vitoriano. Un libro en el que el escritor leonés recorre España a través de sus catedrales, de las que dice en su preámbulo que son "reliquias de un tiempo ido que quedó aprisionada en ellas".

Este templo vitoriano, malherido casi desde que se construyó, conmueve al visitante e inspira a escritores. El protagonista de "El Zahir" de Paulo Coelho, visita la catedral a la búsqueda de sí mismo. Un joven acusado de asesinato se acoge a lo sagrado en la iglesia, en  "A la sombra del templo", de la prolífica novelista alavesa Toti Martínez de Lecea. Y así un largo elenco, desde Premios Nobel como Saramago o Vargas Llosa, a Académicos como Arturo Pérez Reverte, que se han mostrado impresionados por lo que allí han contemplado.

 

Para más información y reservas:
www.catedralvitoria.com

 

Adjunto
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