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Creatividad y Neurociencia Cognitiva (Análisis-resumen de la Conferencia)

El Instituto Tomás Pascual ha organizado recientemente la Escuela de Verano “Creatividad y Neurociencia Cognitiva”, a la que hemos tenido la oportunidad de asistir. En ella, nos han explicado cómo el comportamiento creativo -ya presente en especies de vertebrados superiores- ha alcanzado en la especie humana su máxima expresión. Dado que la actividad creativa supone un importante beneficio para la expansión de la mente humana, su estudio se convierte en necesidad. La Neurociencia Cognitiva permite describir los procesos cognitivos que están detrás de la conducta creativa.

"La creatividad es una forma de pensar cuyo resultado son cosas que tienen, a la vez, novedad y valor"

Manuela Romo. "Psicología de la creatividad", 1997.

 

La sociedad actual, compleja y cambiante, donde cada acontecimiento se globaliza rápidamente -sólo hay que recordar lo sucedido recientemente en el norte de África- está demandando un tipo de ciudadano con gran tolerancia al cambio, a la incertidumbre, con una mentalidad flexible, abierto a la novedad, es decir, con lo que llamamos un pensamiento creativo.

Vivimos también en la sociedad del conocimiento. Hoy en día, la mayor riqueza proviene de la generación de ideas, la creatividad crea riqueza económica no sólo cultural, por lo que ésta se ha convertido en un valor fundamental de nuestra sociedad. Aceptar este desafío supone reconocer el impacto del conocimiento nuevo y apoyar  sistemáticamente la innovación.

En este sentido, conocer en profundidad el comportamiento creativo del ser humano se ha convertido casi en una necesidad. La Neurociencia Cognitiva, disciplina que describe los procesos cognitivos que están detrás de la conducta creativa,  tiene ante sí un reto apasionante. Hasta el momento se han podido medir aspectos muy básicos de la creatividad, pero queda mucho camino por andar si nos acercamos a niveles más complejos de la misma. Ni siquiera se tiene la seguridad de que, al considerar actividades creativas de distintos ámbitos, estemos ante el mismo fenómeno cognitivo.

Aunque el uso de la tecnología, como el escáner y la resonancia magnética, ha permitido avances importantes, el estudio de la actividad cerebral durante el proceso creativo es complejo. El hecho de que en dicho proceso intervengan diversas áreas del cerebro, no una en particular, y que éste se desarrolle, a menudo, a nivel del subconsciente, dificultan su estudio sobremanera.

Se sabe que durante el proceso creativo se produce la activación y desactivación de determinadas regiones cerebrales, que la disimetría entre ambos hemisferios favorece la originalidad y que el proceso creativo está relacionado con la actividad de las llamadas ondas alfa EEG. Sin embargo, en opinión de los expertos, todavía existen muchas limitaciones a la hora de estudiar la creatividad y para conseguir avances significativos habría que empezar por mejorar la comunicación e interacción entre las diferentes líneas de investigación y disciplinas que se ocupan de estos procesos.

Tanto en la creatividad personal (P), la que se refiere a la creatividad de la vida diaria, reconocida a pequeña escala, como en la creatividad histórica (H), responsable de las grandes aportaciones de la humanidad y que sobreviven al paso de los siglos, los procesos mentales que están detrás son los mismos, pero en un caso se obtienen resultados ordinarios y en otro,  resultados extraordinarios.

La creatividad H implica la creatividad P, y muchas veces la diferencia entre una y otra es sólo cuestión de azar, por lo que entender la creatividad P nos ayuda a entender la creatividad H.

Ser una persona creativa implica tener una sensibilidad especial hacia los problemas, descubrirlos, detectarlos, no huir de ellos, en cierto modo, es necesario  no tener miedo a "complicarse la vida". Además implica ser capaz de formular esos problemas, de enfocarlos desde distintos puntos de vista, desde distintos ámbitos, de no tener miedo a la ambigüedad, de mantener el problema abierto todo el tiempo que sea necesario, de resistirse al cierre hasta formularlo correctamente. Y por supuesto, implica ser capaz de proponer una solución, que debe ser original y única, por lo que es necesario tener flexibilidad y desbloqueo mental y un pensamiento analógico, que es un  proceso complejo presente en todas las formas de creatividad.

Por lo tanto, podemos habar de ciertos rasgos personales como son la perseverancia, la independencia, la tolerancia a la ambigüedad, la capacidad para asumir riesgos, la auto-confianza, la apertura a la experiencia, además de ciertas destrezas cognitivas como son la flexibilidad mental y el pensamiento analógico. Pero para muchos autores lo más relevante para ser una persona creativa es tener lo que llaman motivación intrínseca, es decir el interés por solucionar un problema, en sí mismo, por encima de los reconocimientos, beneficios o incluso las dificultades y los riesgos que esto pueda acarrear.

En todo caso, todos los seres humanos somos creativos en mayor o menor medida y la creatividad se puede ejercitar y mejorar. La estimulación cognitiva, determinadas técnicas desarrolladas a partir de programas informáticos, la llamada "lluvia de ideas", o los efectos de la formación tienen un reflejo en la actividad cerebral y en la estimulación de la creatividad. Entramos así en otro aspecto muy importante de la creatividad, que es su aplicación en el ámbito educativo.

Hacia mediados del siglo XX se producen las primeras incursiones de la creatividad en la educación que se centran, básicamente, en detectar aquellos individuos más creativos; nacen así los primeros test de creatividad. Posteriormente, se advierte que la creatividad es una capacidad de todos, que se puede desarrollar y aprender, poniéndose en marcha determinados programas diferenciados, de aplicación tanto en el ámbito de los alumnos como en el ámbito del profesorado.

La innovación y la creatividad han entrado en el ámbito educativo, sin embargo, en la mayoría de los casos quedan relegadas a espacios educativos concretos. Estos espacios, además de asilados, son insuficientes. Para poder hablar de una educación creadora, muchas de las características propias de la creatividad deberían estar integradas en la educación.

Una educación creadora es la que fomenta otros modos de ver y de pensar, la que da protagonismo a lo nuevo y original, la que acepta la diversidad e integra los diferentes conocimientos y modos de expresión. Es aquella en la que el centro está ocupado por el aprendiz y donde el profesor media y no soluciona, donde se fomenta la motivación, se da libertad a la experimentación, a aprender de los errores y a generar procesos enriquecedores. La que fomenta la participación, la actitud crítica, la implicación y la confianza.

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