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Edificando el destino (Artículo)

Una decisión posible en el momento actual es no hacer nada para cambiar nuestro destino, esperar a que las cosas se solucionen por sí solas, o a que vengan otros a solucionarlas. No hacer algo, no tomar decisiones es, en sí mismo, estar tomando una, la de no hacer nada. ¿Qué es mejor?, ¿Sentarse y esperar? O tomar las riendas del destino y ponerse en marcha. Pues, depende, como siempre.

Yo soy defensor de la idea de que el futuro lo forjamos cada día. Hay una frase de Matthieu Ricard que dice: "Somos el fruto de una serie de decisiones de las que somos los únicos responsables". Si hoy estoy escribiendo esto, y tú estás leyéndolo, es porque ambos hemos decidido que eso pasara. Sin embargo, a veces no reparamos en esto. Tengo un amigo que dice que él no ha tomado una decisión en su vida, que las cosas le van viniendo dadas, y que él simplemente las asume. Hemos charlado muchas horas sobre esto. Su postura, de partida, es la de tomar la decisión de actuar así. Aunque sólo fuera por esto, ya se habría roto el axioma principal. Ya has decidido.

De un tiempo a esta parte me voy encontrando con gente que, literalmente, se abandona a su destino, a esperar una buena noticia, o la lotería, o heredar de una tía de América.  Por el contrario veo muchísimos otros que se están forjando su futuro, que dirían algunos escritores, o se están ganando la vida, que dirían las madres,  o edificando el destino, que no sé dónde lo he leído y que me gusta cómo queda. De eso va el tiempo que tenemos por delante, de dejar de lamentarnos de la situación, de unirnos con otros iguales, de ayudar, de apoyar, de trabajar más y con mejor calidad que nunca, y de forjar nuestro destino sin esperar a que otros, políticos incluidos, arreglen la situación por nosotros. No hacerlo también es una decisión, ojo, pero creo que el futuro será más negro si eso pasa.

Y estaba entonando este discurso para hacerlo más creíble, y hoy me han contado una historia que me ha desmontado lo anterior. Un equipo deportivo llegó a la mitad de la competición, al acabar la primera vuelta, clasificado último en la tabla. Alguien le preguntó al presidente: "Pero, ¿no pensáis hacer nada?" A lo que el dirigente respondió: "Sí, seguir como estamos; confío en los jugadores y en el entrenador, y ahora, lo que toca, es no hacer nada". Impresionante, si además digo que era un equipo de fútbol. Tres meses más tarde, el equipo se había salvado del grupo de descenso, y acabó en la mitad de la tabla. Se me desmonta un poco la teoría. ¿Qué es mejor entonces? ¿Actuar? ¿Quedarnos como estamos? Pues, depende, como siempre.

Y siendo la segunda vez que recurro al mismo soniquete no estando en el noroeste de la península, que es donde más se oye, llego a la conclusión que cualquier solución es válida para las personas siempre que sea elegida voluntariamente, y de acuerdo a sus propios criterios de decisión.

¡Ah!, eso estaría bien, si no estuviésemos en un país en el que el deporte nacional es el de dar consejos, juzgar las acciones de otros y reprocharle las malas decisiones tomadas en base al criterio del juzgador. Pues eso, que una buena decisión en ese aspecto sería ser más permisivos, y desear a las personas suerte en sus travesías y ponerse a disposición.

Hoy me encontré con un buen amigo. Ambos nos hemos alegrado porque llevábamos tiempo para contactar: "¡Qué casualidad!", hemos dicho casi al tiempo. De casualidad nada. Para que nos encontráramos, él ha tenido que venir al dentista a mi barrio, y no quedarse en la comodidad del suyo. Yo he tenido que levantarme pronto para dejar un trabajo listo antes de salir de casa, y después de hacerlo, he tenido que estar atento en el coche para no saltarme el semáforo ámbar por el que él iba a cruzar…. ¿casualidades? Yo creo en las causalidades. Las cosas pasan porque queremos que pasen. Tienen una causa. Así que si queremos forjar nuestra vida, edificar nuestro futuro o ganarnos el destino, por mezclar sustantivos y predicados de las tres frases anteriores, sólo hay que ponerse manos a la obra. 
 
Yo me apunto a ello.

Al menos es más divertido.

Adjunto
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