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'I Encuentro Filósofos y Directivos' (Conferencia 2 de 3)

El evento comenzó con una visita guiada al Museo Lázaro Galdiano ubicado en el Palacio de Parque Florido en la calle Serrano de Madrid. Dicho Palacio fue la residencia de Don José Lázaro Galdiano, uno de los personajes más significativos del coleccionismo de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Don José Lázaro, además de coleccionista de obras de arte, fue un gran bibliófilo y el fundador de la editorial La España Moderna en la que se publicaron y tradujeron por primera vez obras extranjeras de gran importancia y en la que colaboraron autores como Unamuno, Clarín, Zorrilla, Pérez Galdós o Menéndez y Pelayo. La colección es muy amplia y heterogénea, estando constituida por aproximadamente 13000 piezas, entre las que se encuentran obras de Goya, Murillo, El Bosco, Zurbarán o El Greco. Ofrecemos a continuación la segunda ponencia a cargo de José Luis Villacañas.

EL VALOR DE DIALOGAR
 
La aportación de la Filosofía a la creación de entornos Empresariales dialogantes e innovadores

 

Introducción
 
Tras la visita guiada al Museo dieron comienzo las ponencias programadas para el Encuentro. Los conferenciantes invitados para la ocasión fueron Don Miguel García-Baró, catedrático de filosofía en la Universidad Pontificia de Comillas, Don José Luis Villacañas, catedrático de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, Don Jorge Úbeda, doctor en filosofía y director académico de la Escuela de Filosofía y Don Gonzalo Mendoza, fundador y director de la Escuela de Filosofía.

A continuación, ofrecemos el segundo resumen del Encuentro, correspondiente a la Ponencia de José Luis Villacañas, así como el PDF correspondiente en "Documentación relacionada".


EL DIÁLOGO Y LAS INSTITUCIONES SOCIALES

José Luis Villacañas


El ser humano es el animal institucional.

Las instituciones son las realidades que de forma más convincente y persuasiva nos impiden establecer esa ecuación "yo" y "yo el único". El ser humano es un ser que requiere muchísimas condiciones para llegar a ser, para continuar vivo y para seguir siendo y, una vez que las logra, cree que puede sobrevivir él solo. No puede existir sin el cuidado del otro, no puede saber nada sin que otro se lo comunique, no puede organizar su vida sin la reflexividad en relación con otro. No puede tomar posesión de su cuerpo si alguien no le habla. Sin embargo, cuando el hombre cree que ha llegado a ser, cree que puede prescindir de todo aquello sin lo cual no habría sido. El ser humano es aquel que cree que es en un momento determinado cuando para sobrevivir ha tenido que depender de muchas otras cosas y cuidados. El cuidado es constructivo del ser humano y, sin embargo, pensamos que a partir de cierto momento podemos vivir sin cuidado. Esto sucede en muchos ámbitos de la vida social. En cierto modo, si reflexionamos sobre aquellas cosas que han permitido que el ser humano llegue a ser, descubrimos que todas ellas son instituciones. Es el animal institucional, sin las instituciones no puede vivir.

El ser humano se convierte en ser humano cuando descubre la institución. Lo primero que hace la institución para humanizarlo es no dejarlo a la intemperie, es decir, concretar el cuidado. Por eso la primera institución, la que más le ha protegido, es la caverna. La caverna está relacionada con la familia, con el símbolo, con la transmisión simbólica, con la comunicación, con el lenguaje, con algo único y extraordinario que es el sueño profundo sin lo cual el ser humano no sería ser humano. Sólo en el fondo de la caverna el cuidado de los seres humanos por los seres humanos se concreta hasta el punto de que permite un sueño completamente cuidado y profundo y este sueño está en todo el origen de la evolución del cerebro.

Una sociedad es compleja en la medida en que tiene muchas instituciones. Lo que diferencia al mundo islámico del mundo europeo es la cantidad de instituciones que éste tiene. Determinadas instituciones han generado una inauguración reflexiva acerca de sí mismas y eso es lo que se llama modernidad. Las instituciones reflexionan sobre sí mismas, sobre el hecho de que son el medio más económico, más eficaz de atender bienes humanos.

Los bienes humanos son gozados inexorablemente por cualquier persona que esté delante de ellos.

Las instituciones están relacionadas con bienes humanos. Por ejemplo, las empresas están relacionadas con el bien humano de la producción de bienes necesarios, la familia con la producción de confianza incondicional, la justicia con la responsabilidad. Todas las instituciones están relacionadas con bienes humanos de los cuales no podemos prescindir si no queremos prescindir de la humanidad. Por eso las instituciones nos siguen constituyendo, siguen diciendo lo que somos.

Las instituciones son reflexivas, esto es, identifican el bien que atienden y, lo que es más importante, pueden identificar las buenas prácticas para conseguirlo. Las buenas prácticas en las instituciones siempre son concretas, siempre dependen de esa reflexividad acerca del bien propio que van a hacer seguir y de los medios para conseguir ese bien manteniendo la cooperación institucional. Decía Séneca que la vida es demasiado breve para replantearlo todo desde el principio. La institución es el lugar donde se produce la crítica concreta, no replanteándolo todo desde el principio, sino desde el presente, esta institución aquí y ahora en relación con los fines y los medios más eficaces para perseguir cooperativamente esos fines. Para esto no hay nada como que todas las instituciones tengan un protocolo de buenas prácticas porque de otra forma no se podrá cooperar con el bien que persigue la institución. Con las buenas prácticas se facilita que la persona crea más en la institución y adquiera un compromiso de responsabilidad con la institución.

La ética de la responsabilidad naturalmente tiene que producir consecuencias de no lectura y, para eso, los códigos de buenas prácticas tienen que identificar líneas rojas. No hay nada más importante para ser concreto que la identificación de las líneas rojas. Si se traspasan estas líneas no hay cooperación. Cualquier empresa que se precie pacta líneas rojas y pacta el respeto a alguien que, desde las buenas prácticas, llama la atención de su incumplimiento. Posiblemente, instituciones reflexivas, legítimas, que marquen líneas rojas, con buenas prácticas, generan las posiciones de posibilidad de la franqueza que es la forma concreta de no tener miedo.

En España estas cosas deben ser recordadas porque las instituciones no pueden reconocer ni en concreto ni en abstracto cuáles son sus buenas prácticas. Esto genera de forma muy generalizada una experiencia que tiene como consecuencia separar a los seres humanos de las instituciones cuya expresión es el "yo" quiere decir "yo solo", quedando comprometida completamente la estructura cooperativa. Tenemos una enorme tradición de malas prácticas cooperativas.

Hemos entendido las instituciones de una manera que genera seres humanos que fomentan una profundísima autocensura. La autocensura es el acto de no interiorizar el miedo. La autocensura es el corrosivo más profundo contra la legitimidad de las instituciones. No decir, no expresar las condiciones que ponemos para la cooperación de forma clara constituye de por sí una profunda desvinculación, no sólo afectiva, sino lo que es más importante, racional con la institución que nos acoge y, por tanto, es la mejor manera de impedir su reflexividad y, en consecuencia, de impedir su mejor obra. La autocensura sólo nos permite una coartada para violar la institución y la lógica de ésta tan pronto podamos. Promueve la desconfianza y al promover la desconfianza lleva a que otros aparezcan como hiperresponsables, voluntaristas, en suma que se excedan en el personalismo. Este desencuentro es el que puede ser evitado con instituciones reflexivas, cooperativas, responsables y, por decirlo de otro modo, concretas.

 

Adjunto
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Comments (2)

  • María José Gómez Yubero

    María José Gómez Yubero

    27 Febrero 2012 at 22:14 | #

    Estupendo trabajo. Enhorabuena.

    reply

  • María Eugenia Cadenas

    María Eugenia Cadenas

    28 Febrero 2012 at 07:39 | #

    Muchas gracias, María José.

    reply

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