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¿Manos o Tiempo? (El libro abierto de la Actitud)

Los efectos de la tormenta iban en aumento y aquella ola fue imposible de sortear, el barco hacía tiempo que había desaparecido bajo las aguas, y los hombres que ocupaban el bote salvavidas comenzaban a padecer los primeros síntomas del cansancio, remar así no era una tarea fácil, aunque la vida les fuese en ello…

El agua golpeó de nuevo el bote, que ahora sí, inesperadamente, respondió con un chasquido sordo, esto no pintaba bien...

Era probable que, pensando en que nunca iba a hacer falta, la embarcación de salvamento no hubiese recibido la adecuada atención, evidentemente no se encontraba en condiciones de uso, con lo que ahora, en una situación para la que debería estar preparada, se estaba convirtiendo en parte del problema que no de la solución.

Efectivamente… poco después del ruido, una vía de agua se había producido en el casco; los remeros, como podían, iban achicando agua por turnos aunque para ello tuviesen que dejar de remar, pero la tormenta arreciaba y todos temían lo peor...

El responsable del bote, (uno de los oficiales que había podido sobrevivir al naufragio), era el encargado de arengar a los hombres e intentar poner un poco de orden en aquella situación, con la inestimable ayuda de un suboficial especialmente diestro en "animar" a la tropa aplicando sistemas particularmente expeditivos (como se verá)...

Pero el agua seguía entrando... 

El bote no podía soportar tanto peso, había que soltar lastre, ¿algún voluntario?

Con un movimiento inesperado, de una palada, el más pequeño de los marineros fue "despedido" del bote, la carga se había aligerado. (A esto me quería referir con los sistemas expeditivos).

El oficial continuaba manejando a gritos a los que quedaban, estos continuaban turnándose para achicar agua y remar por turnos, casi a la vez, con más dificultades, con más agua, y con menos manos…

Gracias a que la vía de agua cumplía con su obligación "generosamente", el bote se hundía por momentos, era necesario aligerar más "carga", además la tormenta arreciaba.

"Plas" nueva palada y nuevo hombre al agua, "plof" otro más, y así poco a poco el peso se iba haciendo menor.

La cadencia de golpes y con ello de "suelta de lastre" arreciaba tanto como la tormenta, y los marineros uno tras otro iban siendo despedidos del bote, hasta el punto que algunos, con tal de evitar el "palazo" preferían tirarse por la borda "voluntariamente".

En poco tiempo ya quedaban solamente cuatro hombres, dos marineros, el suboficial "leñador" y el oficial (en este punto de la historia, conviene decir que este último portaba su arma reglamentaria).

Ahora un marinero remaba y el otro achicaba agua, bajo la atenta mirada del suboficial, pero la situación no parecía haber mejorado; a pesar de contar con mucho menos peso el agua seguía entrando y había que remar y achicar a la vez, las olas crecían en cada momento y resultaba imposible con tan pocas manos dirigir el rumbo del bote para atacar las olas en la dirección correcta...

En un instante la embestida lateral de una ola hizo que el bote finalmente volcara, arrastrando con él a los cuatro hombres que quedaban hasta el fondo del mar donde quedaron haciendo compañía a siete ánforas romanas y algún que otro calamar…

(…)

En momentos de crisis, no sobran manos, sobra tiempo.

Creo que en situaciones como la que estamos viviendo lo que resulta más aconsejable es un adecuado reparto de tareas necesarias entre la mano de obra disponible, que evite la pérdida de capacidad operativa de nuestras empresas, para poder sortear, con flexibilidad, los momentos de dificultad más serios que se pudiesen dar en el futuro.

Está bien "quitar grasa" de la maquinaria cuando realmente sobra, pero sólo la que sobre, y no sólo en momentos de crisis.

Es obligación de los responsables de dirección, la correcta gestión de los recursos de la empresa, tanto humanos como materiales, pero utilizar el despido indiscriminado como solución es una forma cortoplacista de resolver problemas que más adelante puede volverse en contra nuestra, limitando nuestras posibilidades de recuperación para cuando la situación mejore.

Adjunto
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