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Semana Santa 2013 en la República de Irlanda (Crónica de viaje)

La República de Irlanda es un país de historia apasionante y plagada de acontecimientos desconocidos para muchos, y ha sido campo de juego de las tribus originarias gaélicas, celtas, vikingos, los anglonormandos y más recientemente los ingleses hasta su independencia en 1921. Es un país con casi 4,5 millones de habitantes, fuertemente concentrado en las grandes ciudades como Dublín, Cork, Limmerick y Galway, y aún con una buena dosis de población rural, con tierras fundamentalmente ocupadas por agricultura de pasto para ganado vacuno y ovejas. La orografía es relativamente suave salvo sus escarpadas costas hacia el Atlántico Oeste y Sur, con multitud de entradas de mar y ríos que dan condición de puerto a sus principales ciudades.

Pasamos la Semana Santa tratando de recorrer el máximo posible para tener una idea aproximada de la zona, vida y costumbres de la población. Tras pasar dos días en Dublín y visitar los inevitables Trinity College, Museo de Historia Natural, Catedral de St. Patrick, callejeos por Temple Bar, jardines de St. Stephen´s Green y la muy recomendable visita a Guinness Storehouse, tomamos un coche para recorrer suroeste, oeste y nordeste de la isla. No es grande, pero hemos hecho 1.500 km por carreteras que fuera de las principales arterias, la mayoría carecen de arcenes y prácticamente no pueden cruzarse dos camiones. Y por la izquierda, pero te acostumbras más rápido de lo que parece.

Hemos estado en Cork, Baltimore, Killarney, Limmerick, Doolin, Galway, Letterfrack y Castleblayney antes de volver al aeropuerto de Dublín. Sus parques naturales (vimos Killarney y Connemara), sus costas escarpadas (Baltimore), acantilados (Moher), sus castillos (Kylemore Abbey), son ejemplos que justificarían más turismo del que recibe (sobre todo, franceses, alemanes y americanos). Seguramente su climatología, frecuentes cielos grises, lluvia y niebla impenetrable, no ayudan a la masificación de los visitantes, pero en ello reside parte de su encanto y autenticidad.

Nos hemos desplazado en coche de alquiler (increíblemente barato el alquiler, para una semana sólo 75 euros un modelo utilitario), y nos hemos alojado en hoteles y B&B. Estuvimos en Dublín en el Trinity Capital, en Baltimore en el encantador Jacobs con vistas al mar, en Doolin en Hotel Doolin, en Galway en el Harbour, en Tuam en el Ard Rí, y en Castleblayney en el Glencarn. Aconsejo ir a al parque Connemara, visitar Kylemore Abbey, los 90 km. desde Galway justifican el esfuerzo para admirar los parajes de turba salpicados de rebaños de oveja merina. 

Irlanda es un país que antes de la Gran Hambruna (1846-1854) llegó a tener más de 8 millones de habitantes, forzados a emigrar ante las dificultades. Hay grandes comunidades irlandesas en EEUU (más de 20 millones de descendientes), y en Australia. Es un país inhóspito en cuanto a la calidad de su tierra para cultivo, así como en cuanto al clima. Buena tierra de pastos para ganado vacuno y lanar, y para la omnipresente patata. Especialmente en el sur se está generando una fuerte horticultura ecológica para el sustento en comunidades próximas. Su poderoso vecino británico del este ha acaparado históricamente el atractivo para inversiones multinacionales y no cabe duda de que ello ha oscurecido en alguna medida las posibilidades de Irlanda, pero al tiempo, por cercanía física, cultural e idiomática, las relaciones de intercambio con Gran Bretaña han sido siempre intensas.

Irlanda es hoy un país sumido en una crisis económica provocada por el estallido de su propia burbuja inmobiliaria, que causó la bancarrota y nacionalización de sus principales bancos, que llegaron a acumular unos activos por casi el 500% del PIB irlandés, y parte de los cuales están hoy en fase de liquidación ante la imposibilidad de hacerlos viables o venderlos a inversores. Es un país donde aprender a vivir sin capital es un imperativo de supervivencia en un país sin crédito y con un paro del 14,1%. Pese a que construyeron su propio banco malo en 2009 (NAMA), los precios siguen bajando y los grandes magnates del otrora boyante negocio de la construcción se siguen declarando en bancarrota (el último, Sean Dunne, en el juzgado de Conneticut, EEUU). Tienen que buscar otras vías, y parecen estar en el buen camino. La Comisión Europea espera que el PIB crezca un 1,1% en 2013.

Si bien Irlanda está actualmente bajo el programa de intercepción de la Troika que le prestó  67,5 billones de euros para cubrir la asunción de las perdidas bancarias asumidas por el déficit del Estado, hay factores "hard" y "soft" que me hacen ser optimista respecto a su futuro. Elementos propios de su estructura social y del pragmatismo con el que han afrontado históricamente las dificultades.

•    El impuesto sobre sociedades del 12,5% frente a una media del 30% en Europa y UK hace que Irlanda sea el lugar elegido para ubicar operaciones en Europa por parte de multinacionales tanto de la tecnología como del conocimiento. A ello se une que es el único país anglófono de la Eurozona y la proactividad y visión de su Gobierno. Ello está creando un ecosistema de empresas locales y relacionadas al calor de las grandes compañías que está propiciando una búsqueda continua de trabajadores en estos sectores.

•    Si bien la demanda de empleo está fundamentalmente en los grandes núcleos urbanos, la ubicuidad de las tecnologías digitales hace que se esté empezando a fortalecer el sentido comunitario de la vida en la Irlanda rural. Buena parte de la población rural está diseminada en casas/granjas aisladas, al contrario de lo que sucede en España, donde la gente vive en pueblos y ciudades. Hay un gran sentido de cuidado de los vecinos con lo que las relaciones están muy reforzadas, y por supuesto, todas las casas (y pubs) tienen cobertura wifi.

•    Me llamó la atención la fortísima cultura identitaria, y la fuerte adhesión a deportes y tradiciones como el futbol gaélico, hurling, camogie, irish dancing, y la cultura de los pubs, que son lugares no solo para degustar la magnífica carta de cervezas y comidas locales, sino escuchar música irlandesa local en vivo, discutir y socializar con amigos.

•    La formación de los jóvenes durante la etapa escolar en lo que podríamos llamar ESO y Bachiller español, es llamativa. Nuestro 4º ESO o bien se lo saltan o realizan un año denominado TY (Transition Year), eminentemente práctico, sin carga de estudios "codales", y fundamentalmente para tener experiencias que permitan a los niños decidir si quieren seguir la ruta del bachiller para ir a una carrera universitaria, o bien ir a una formación técnica para salir más rápido por esa vía al mercado de trabajo. Si tu hijo está en España en 4º ESO, o bien hace TY, o hace el equivalente a 1º Bachiller, aunque a la vuelta le será convalidado como 4º ESO. Después de TY o tras nuestro 3º ESO, en Irlanda, los chicos pueden elegir hacer 5th o nuestro 1º Bachiller, seguido por "Leaving Certificate". Recomiendo fervientemente mandar a los hijos a estudiar el año de 4º ESO en Irlanda, preferentemente con familias locales. No es sólo el dominio del inglés, es la apreciación de la diversidad cultural, la autogestión, hacen que realmente se empiecen a convertir en "cuidadanos del mundo", creciendo enormemente en capacidades para desarrollar su futuro. No conozco tanto el sistema universitario, pero creo que están mejorando sustancialmente las carreras relacionadas con prestación de servicios y sociedad del conocimiento.

•    Adicionalmente, la búsqueda de trabajo está ya presente en los niños desde las edades de 4º ESO. Parte de las calificaciones finales en TY dependen del working practice que ellos mismos consigan encontrar (ayudar en una farmacia, en un supermercado, en los pubs, cuidar a mayores o a niños) y es raro que los de más de 16 años no trabajen para sacar algún dinero en los sábados.

Viendo esto, no me queda duda que Irlanda, y no sólo por los incentivos de su bajo impuesto de sociedades, sino por su estructura social y cultura, tiene las bases para poder salir rápidamente de la crisis y volver a rugir como el tigre celta con una economía no basada en los excesos de la financiación de la última década.

Links

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www.businessweek.com/articles/2013-04-04/tech-companies-love-dublins-tax-rates

Adjunto
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