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Tumbas de oro (Artículo)

Son las 21,04 horas del miércoles 30 de mayo, día de San Fernando. El panorama es desolador en la prensa digital. La bolsa vuelve a niveles de 2003 con el Ibex en poco más de 6.090, casi 10.000 puntos por debajo del máximo histórico. Y la prima de riesgo, de la que ya habla todo el mundo, en niveles de 1995. Entonces nadie hablaba del tema pero la situación también era crítica. A esta misma hora leo que los españoles somos de los europeos que más fumamos después de los griegos. No me extraña.

Veintitantos días después, unas horas antes de que griegos y alemanes disputen un partido de fútbol en la Eurocopa 2012, el panorama cambia después de semanas de infarto. La mejor representación es que la prima de riesgo, de esa que hablamos todos sin saber muy bien su significado, baja de los 500 puntos. Ya que utilicé el santoral cuando empecé a escribir, por qué no hacerlo hoy. La Iglesia Católica venera a Inocencio V, el primer dominico Papa. Francés de nacimiento, lo mismo que San Paulino de Nola, un sacerdote francés, que coincide en el santoral del día.

Es la primera vez que me fijo en él y miro la Wikipedia. No es mi sitio preferido pero es rápido y en esta ocasión resulta curioso. Describe su vida aludiendo en varias ocasiones a la frase "Vox pópuli, vox Dei", "la voz del pueblo, la voz de Dios". Curiosa cita en estos tiempos en que muchos clamamos contra los desmanes, económicos sobre todo, cometidos en años recientes. Épocas de "vacas gordas" han existido siempre, igual las de las "vacas flacas", como recordaba Antonio Garrigues en la reunión de Know Square del pasado 6 de junio. Pero no es eso y me explico.

La primera crisis que recuerdo es la del petróleo. Era externa pero las voces críticas de la época señalaron que la avistamos tarde. Siempre vemos, o reconocemos, las crisis tarde y mal. Esta se veía venir desde hace seis años, cuando algunos analistas se preguntaban hasta cuándo duraría la tremenda burbuja de la construcción. De mis recuerdos queda siempre que hay decisiones tardías y siempre por el empecinamiento de que los ganadores quieren seguir siéndolo.

En algún lugar de nuestra complicada genética debemos anidar el complejo de los faraones y queremos remedar las enormes pirámides del desierto egipcio y construirnos auténticas tumbas de oro, además de malgastar el dinero ganado en fantasías y ejemplos de esos que nos marcan con el orgullo de ser los mejores... demostrando que somos capaces del despilfarro más brutal.

Hace unos años leía que "el Pocero", uno de los ejemplos de la orgía de la construcción, hacía parar su barco en un puerto del Mediterráneo para comprar puros para atender a un invitado. Compro 3.000 euros en habanos. ¿Será por dinero? No quieres puros, pues ahí están los puros.

Es vital que palabras como ética, esfuerzo, trabajo, honestidad, austeridad, que han estado vapuleadas por el dinero fácil durante años, retomen con vitalidad el panorama social, como reclamamos en la jornada aludida anteriormente. Sin ello será imposible afrontar el famoso rescate que nos acecha y que es absolutamente necesario. Pero esperemos que no haya ahora un ministro que, como Carmen Calvo cuando formaba parte del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, dijese aquello de que el dinero público no es de nadie. A lo mejor no es de los contribuyentes y ahorradores españoles, pero sí de los alemanes, holandeses o finlandeses.

Los contribuyentes y ahorradores españoles también reclamamos que debemos instalar cuanto antes una cultura social distinta a esa que decía de las "tumbas de oro" que, además, nunca vamos a ver. El despilfarro se identifica, como el fuego, por el humo. Demasiados puros fumados a cuenta de ese triángulo perverso en el que derivó la relación no menos perversa entre algunos políticos y su poder, los promotores y constructores y muchas entidades financieras. Todo ello sin que los reguladores pusieran el pie en el freno o sacaran el sentido común a pasear.

Tumbas de oro, son nuestros casi 3.000 kilómetros de AVE. "Nosotros no somos tan ricos", vino a decir el Secretario de Transportes de los Estados Unidos. Hay trayectos que tendrían que multiplicar por siete el actual tráfico ferroviario para equilibrar el presupuesto, no para ganar, según voces autorizadas. Uno se ha tenido que suprimir porque llevaba nueve pasajeros al día. Los mismos que registró un aeropuerto en un mes. Y para que pueda aterrizar un avión hay que tener de forma permanente una plantilla de bomberos, servicios sanitarios, de seguridad, de limpieza, de controladores y etc., etc.

Tumbas de oro son las energías renovables hechas sin ton ni son pero que se anunciaban como la solución energética, cuando en realidad eran un enorme negocio financiero con una rentabilidad del 22 por ciento. O edificios para cultura que nunca podrán tener las funciones para las que se supone que fueron creados. O suelos a precio de oro en los que se prometían campos de golf rodeados de casitas a precio desorbitado para desinformados trabajadores de Manchester, Liverpool, Dusseldorf o viejitos de Upsala que han visto como sus vecinos regresaban aterrados de los precios que empezaban a verse en España a cuenta de esa virtud que a veces nos gastamos los españoles de hacer sencilla la matemática. Todo a un euro: las 5, las 25, las 50 o las 100 pesetas.

Por esto es lo del rescate. Y también por el retraso en querer hacer lo que se tiene que hacer. Hablamos de recortes cuando deberíamos hablar de gestión y de la buena. Es decir, que no haya becas para los que no quieren estudiar, que las Universidades no paguen por sus compras un 30 por ciento más, como mínimo, aduciendo retrasos, que no se justifique el absentismo cuando en una administración pública se acumulan más de seis millones de horas anuales en una plantilla de poco más de 20.000 trabajadores y, etc., etc., etc.

Decía el profesor Carlos Sebastián y su equipo en el libro sobre las Instituciones en España y como afectan al desarrollo económico que "las transformaciones de las instituciones políticas no tuvieron reflejo en las económicas" en la Transición. Ahora lo estamos pagando al 6 por ciento. Todo por las tumbas de oro.

Los mismos autores recuerdan en el libro citado un fragmento de El Quijote. Aquel en que nuestro personaje más famoso le aconseja a Sancho Panza sobre la "gobernanza" –que se diría ahora- de la Ínsula de Barataria: "No hagas muchas pragmáticas y si las hicieres, procura que sean buenas y, sobre todo, que se guarden y se cumplan". Han pasado más de 500 años. Con razón El Quijote solo se pudo escribir en España. A don Miguel de Cervantes le daría un síncope si pudiera ver la actualidad tan pareja después de cinco siglos.

También hemos podido leer estos días las elucubraciones sobre el futuro de Europa. Un periódico decía que Trichet, ex presidente del Banco Central Europeo, apostaba por los Estados Unidos de Europa. A buenas horas mangas verdes, que dice el refrán español. Pero sí, puede ser la salida. Lo reclama hasta nuestro Presidente de Gobierno. Las grandes pirámides esconden tumbas llenas de oro. Dicen que a los faraones les enterraban con parte del séquito.

P.S. Cuando empecé a escribir estas líneas la selección española de fútbol era aplaudida en algún lugar de Suiza en un partido preparatorio para la Euro 2012. Cuando termino es aplaudida por la prensa mundial tras un encuentro de este evento ante Francia. Esa admiración se despierta a raíz de la Euro 2008, el año en que se negó la crisis, cuando el estilo de juego de España cambia por completo y a la famosa "furia" la sustituye con un juego innovador basado en la competencia de los jugadores para asegurar el control del balón, la selección de las decisiones, la velocidad, en el ahorro de energía, el desgaste de los demás y en la solidez y solvencia del cancerbero. Creo que sobra cualquier comentario adicional.

 

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