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Invertir en China (Presentación del BBVA para inversores)

En el bienio 2006 y 2007 la inversión en las bolsas chinas ha registrado ganancias superiores al 100%. La crisis de las bolsas occidentales incita a buscar oportunidades en China. Las condiciones en 2008 no son las mismas, pero China atrae. El Servicio de Estudios del BBVA presentó en Bolsalia un panorama muy ilustrativo. ...

En el bienio 2006 y 2007 la inversión en las bolsas chinas ha registrado ganancias superiores al 100%. La crisis de las bolsas occidentales incita a buscar oportunidades en China. Las condiciones en 2008 no son las mismas, pero China atrae. El Servicio de Estudios del BBVA presentó en Bolsalia un panorama muy ilustrativo.      INVERTIR EN CHINA   Presentación de Sonsoles Castillo, Economista Jefe de análisis macroeconómico de economías emergentes del Servicio de Estudios del BBVA Bolsalia. Palacio Municipal de Congresos.  Madrid, 6 de marzo de 2008.  Comentado por José María Vázquez Quintana  China es hoy la economía más dinámica del mundo. Es el país más atractivo para invertir. De seguir los ritmos de crecimiento actuales, en 20 años será la primera potencia económica mundial. Como consumidor de materias primas tiene un apetito voraz. Hoy consume el 40% de lo que crece la producción mundial de petróleo, y es productor y consumidor masivo de cemento, acero, níquel y cobre.  Hay cauces limitados para que los extranjeros inviertan en China que se ampliarán en los próximos años, pero incluso en ese ámbito reducido, las empresas extranjeras han prosperado en China, y los inversores financieros internacionales han tenido también excelentes ocasiones. La presentación hecha en Bolsalia estaba especialmente orientada hacia inversores financieros, pero fue una excelente presentación a la que asomaron también  aspectos reveladores de la economía real, sus condicionantes y sus perspectivas.  Destacan varias fortalezas de su economía: 
  • Es la fábrica del mundo. Sus exportaciones mantienen un superávit de la balanza de pagos que resiste bien potenciales crisis mundiales.
  • Crece con rapidez una demanda interna cuyos límites no se ven.
  • Se está orientando hacia productos y servicios de mayor valor añadido.
  • El sector estatal, dominante, se está saneando y se prepara para privatizar.
  • Hay una potente creación de infraestructuras modernas.
  • Se está liberalizando el comercio, asumiendo compromisos en la OMC.
 Las perspectivas inmediatas pueden teñirse de efectos de la coyuntura, sea la interna o reflejos de la mundial, pero a largo plazo prevalece el peso de factores muy favorables, aunque nada es inmune a la estupidez humana. Son:  ·        La renta per capita crece al 11%. El 3% crece en el resto del mundo. Y la buena noticia es que aún tiene mucho margen para seguir creciendo. ·        La inversión en infraestructuras se sigue proyectando en los planes con crecimientos del orden del 60-70%.·        Hay un fuerte crecimiento de la inversión empresarial, y se refleja en un crecimiento de la productividad del orden del 8% anual.·        Desde el año 1998 crecen continuamente los beneficios antes de impuestos de las empresas industriales, llegando a cerca del 20% anual sobre la inversión en empresas de propiedad privada china, pasando por el 16-18% para empresas extranjeras y hasta el 14% para empresas públicas. Hay dos circunstancias que tendrán que cambiar: 
  • Un cambio de moneda en exceso favorable para las exportaciones chinas, que en algún momento tenderá a situarse en niveles apropiados. Hay de antiguo fuertes presiones políticas, sobre todo de EEUU, para que flote libremente el Renminbi Yuan (RMB, Dinero del Pueblo, que cotiza ahora a unos 9,3 céntimos de euro), pero es poco probable que las autoridades chinas violenten su política sólo por aquellas presiones.
  • Una masa de liquidez excesiva. Probablemente represente oportunidades para quien sepa buscarle cauces, aunque fueran de coyuntura, y probablemente también suscite estímulos generales en busca de un equilibrio más convencional entre estas disponibilidades y sus aplicaciones.
 Las perspectivas inmediatas están dominadas por dos factores: 
  • Cómo afecta la crisis en occidente a la economía china
  • Hay un cierto recalentamiento de la economía.
 Respecto a la crisis de nuestras economías, su efecto hay que buscarlo en una posible disminución de las exportaciones desde China, sobre todo a EEUU. Se comprobó en 2001 que,  en las economías asiáticas, hay un factor de reducción del impacto de crisis occidentales del orden del 50%. Además, en la China de hoy se cuenta con los escapes que ofrecen la pujante demanda interna y la evolución hacia el sector de servicios e industrial de mayor valor añadido, todo lo cual puede atenuar aún más el efecto de aquella exposición a nuestra crisis. Respecto al recalentamiento, las autoridades chinas han hecho una correcta identificación y han trazado líneas de acción apropiadas para atemperar el crecimiento y reconducir la inflación de forma suave. Si se tiene en cuenta  la capacidad de maniobra del Estado en la evolución de la economía china, cabe confiar en que se desarrollarán así las cosas. Referido ya a la evolución de las bolsas chinas, las previsiones están muy condicionadas por las decisiones del Estado en cuanto a liberalización de los mercados financieros, teniendo en cuenta también el atractivo que puedan ofrecer otras bolsas. Hay varios tipos de acciones que se cotizan en bolsas chinas: 
  • Acciones A: Están denominadas en Renminbi y hasta ahora sólo las pudieron adquirir ciudadanos chinos.
  • Acciones B: Compañías registradas en China continental. Cotizan en dólares Hong Kong y en dólares de EEUU. Se negocian en Sang Hai y en Hong Kong, y pueden adquirirlas extranjeros. Compañías candidatas a fusiones o compras por extranjeros.
  • Acciones H: Compañías estatales, pero que cotizan en dólares en la bolsa de Hong Kong.
  • Red Chips: Acciones de compañías privadas registradas off shore pero con base de operaciones en China. Cotizan en la bolsa de Hong Kong.
  • Acciones normales de empresas registradas en Hong Kong, pero con base de operaciones en China.
 Hubo ganancias de hasta el 130% en 2006 y del 90% en 2007, en las cotizaciones de la bolsa de Sang Hai. Han sido los dos únicos años con ganancias. Este año, hasta febrero, se acumulaba una corrección del 17%.  Está anunciado el desbloqueo de acciones A que estuvieron restringidas a la venta. Podrían salir a las bolsas hasta 1 billón de RMB en los próximos meses, lo que puede empujar a la baja las cotizaciones. Hasta mediados de 2011 seguirán las liberaciones, alcanzando picos de 3 billones de RMB en un mes de 2009 y 4 billones en otro mes de 2010. Aunque ha crecido rápidamente, la participación de las acciones y otros títulos en la financiación de las empresas sigue siendo reducida en la actualidad. Son los bancos la fuente del 80% de la financiación actual. Hay espacio sobrado para que crezca la renta fija privada. Las crisis financieras internacionales han afectado a los mercados asiáticos en ocasiones anteriores más de lo que se había anticipado, incluso afectando a la economía real. Pero se estima que el mercado bursátil de Sang Hai mantiene con el índice  S&P 500 una de las correlaciones menos rígidas, de sólo el 15%, frente al resto  de las bolsas asiáticas con el 42%, o de Hong Kong que llega al 50% y, por supuesto, de las europeas que alcanzan un 75%. Bien es verdad que aquella leve correlación ha crecido con rapidez. Por último, se han buscado correlaciones entre la evolución de las cotizaciones en Sang Hai, Japón y Taiwan, trasladando los gráficos en el tiempo para hacer coincidir los grados de desarrollo de los mercados bursátiles respectivos. Parecen coincidir razonablemente, lo que sugeriría que en China evolucionarán las cotizaciones como evolucionaron hace 18 años en Taiwan y en Japón. De ello no resultan buenas esperanzas para los meses inmediatos. Observaciones personales: Una presentación impecable y valiosa, sobre todo para aquellos a los que se dirige, los interesados en invertir en bolsas. En primer lugar pone en claro el “Universo de Inversión” en China en un momento en que en España estábamos distraídos con otros mercados financieros y en que la crisis nos obliga bruscamente a buscar alternativas. Y la presentación dice que no sirve caer ahora en la cuenta de China para dejarse seducir sólo por los registros de la favorable evolución pasada, sino matizar, relacionar, asociar factores. Es verdaderamente valioso el trabajo del Servicio de Estudios del BBVA, que si ahora parece especialmente oportuno no hubiera sido posible sin una capacidad de anticipación bien profesional. Más sugerente para mí, sin embargo, es cuanto se refiere a las oportunidades de intervenir en la economía real sobre las que sólo se levanta un pico del velo en esta presentación.  Me inspiran dos circunstancias: Hay una cantidad enorme de dinero en manos chinas y muy escasas oportunidades de gastarlo. El mercado interno es pobre en cantidad y demasiado castizo para las preferencias de los 30 millones de nuevos millonarios que se cuentan en China, y que aplican la avidez y el  gusto propio de los nuevos ricos a buscar formas de consumir suficientemente “ostentóreas”.  Pero carecen de la soltura necesaria para salir de su país y buscarse fuera lo que aprecian. Asoman oportunidades de llevarles allí aquello que prefieren, y dejarles pagar tanto cuanto admita su pulsión por distinguirse con lo caro occidental. Treinta millones de millonarios que no han aprendido aún a serlo, ¿cabe mejor mercado potencial para un europeo? En sentido contrario, la capacidad de producción china no sólo barre por los precios, está mejorando sensiblemente la calidad y está, además, ofreciendo productos de la más avanzada tecnología. Aprendí hace poco cómo una empresa de comunicaciones por satélite encontró en China una capacidad de lanzamiento de satélites muy potente y a precios del orden del 50% de los generalmente aplicados en occidente. Las empresas de satélites siguen teniendo el corazón sensible a  intereses nacionales o regionales, y, para nuestro desmayo, el dinero no es todo para sus gestores. Quizá se siga decidiendo como si no existiera aquella oferta, pero habrá más y en otros sectores más regidos por la racionalidad económica. China sigue siendo la gran fábrica, que vende mal fuera y que necesita pasarelas hacia quienes consumimos lo exclusivo y lo masivo de lo que puede producir. Si yo fuera empresario, o si tuviera aún tiempo y ocasión de rehacerme, a China de cabeza, que no será fácil pero que no tiene límites en unos pocos años. Conocí a españoles de entre los primeros en explorar, hace 18 años, las posibilidades de aquel país en su doble vertiente de producción para otros mercados y de consumo en su mercado interno, pero al empuje de unos adelantados no siguió un flujo regular de emprendedores españoles. Hoy nuestra presencia es sólo selecta y por tanto muy escasa frente a otros países. La gran incógnita: ¿Cómo evolucionará el régimen político chino? ¿Respetará por mucho tiempo las reglas de juego económicas actuales e inmediatas? Para mí tengo que, salvo catástrofes, se mantendrán en una década, lo que define netamente una ventana de oportunidad. Pero el régimen tendrá también que definirse, tanto si evoluciona hacia una democracia de corte occidental como si es para reinventarse desde la mezcla de política y economía que tan exótica nos parece hoy. Nada veo imposible, porque no tengo fe bastante en la universalidad de nuestros dogmas económico-políticos como para decir que sólo nuestro modelo de democracia es el de todos en cuanto prosperan materialmente.   José María Vázquez Quintana 31 de marzo de 2008
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