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El tiempo que llega (Reseña de Libro )

Este libro editado por la Caixa, recoge los textos de las conferencias que formaron parte del ciclo "Un horizonte para España", que la Cátedra "la Caixa" Economía y Sociedad organizó, y ha publicado recientemente. Según los organizadores, más fecundo es indagar el porvenir que hacer ilusiones del pasado: la advertencia referida a España que hiciera Ortega hace más de ochenta años, merece retomarse hoy, como incitación a definir el deseable haz de posibilidades al que la sociedad española puede aspirar; como reclamo, también, para prever dificultades que habrá que afrontar. Mejor que esperar el futuro, es construirlo. El libro recoge once textos escritos por primeras figuras de la cultura, la educación, el arte y la economía, de los que incorporamos un breve resumen de algunos de ellos, seleccionados por el Consejo Editorial de Know Square.

Creatividad, innovación, competitividad: una secuencia virtuosa

Texto de Emilio Ontiveros, quien destaca que el periodo que se abre a mediados de la pasada década, contempla la emergencia de las nuevas tecnologías y de una transformación de la escena económica haciéndola más global, más permeable a la movilidad, estrechamente ligada al conocimiento como principal factor determinante de la prosperidad de las naciones.

Define competitividad de una economía como la expresión de su productividad, que refleja el crecimiento potencial que esa economía puede conseguir, el nivel de bienestar, en definitiva. Las formas de capital más importantes hoy en día son las habilidades de las personas, las tecnologías disponibles y la capacidad de las sociedades para fomentar la asignación de talentos a la asunción de riesgos, a la creación de empresas y a la adopción de innovaciones.

Define creatividad e innovación como la capacidad de explotar de forma eficiente todas las formas de conocimiento. Según Richard Florida, las tres "t" que sintetizan la capacidad creativa de las naciones son: talento, tecnología y tolerancia. Antes eran los recursos naturales y el capital; ahora es la creatividad humana.

Comenta que la economía española es grande, pero está rezagada, no muy competitiva, no estando suficientemente presente en ese componente esencial que es el conocimiento, con una baja dotación de capital tecnológico y humano, decepcionante asignación de recursos de I+D, las excesivas trabas administrativas para la creación de empresas. Entiende Ontiveros que los actores privados hayan optado por caminos más rentables cortoplacistas, pero opina que la explicación de la insuficiencia de las actuaciones de las autoridades es menos comprensible.

Condiciones culturales y sociales de la creatividad y la innovación

Victor Pérez-Díaz, Catedrático de Sociología de la UCM, comenta que en las sociedades avanzadas hablamos de creatividad, innovación y competición, pero que es dudoso que muchas veces tengamos un entendimiento razonable de lo que decimos. En realidad, lo que se llama creatividad suele ser la adaptación a las circunstancias, la innovación tiene que basarse en la tradición y puede tener más de imitación que de innovación propiamente dicha, y la competición requiere dosis importantes de cooperación...

Deberíamos de tener en cuenta que el pleno desarrollo de estos tres valores requiere de ciertas condiciones culturales y sociales, que solemos desatender, orientándose la atención a hacia los temas políticos o económicos. Estos necesarios desarrollos sociales implican el de capacidades entrenadas en el cultivo tanto del know how, los conocimientos tácitos, como del know what, los conocimientos formales y explícitos, porque ambos son necesarios. Y esto requiere procesos educativos que desarrollen en las personas su capacidad de observación, de atención a los detalles y su veracidad, la capacidad de seleccionar problemas relevantes, a enfocarse en lo relevante, ejercitando la capacidad de decisión, de asumir riesgos y de buscar el test de la realidad.

Estas virtudes intelectuales vienen de la mano de las virtudes morales: las gentes en cuestión deben tener convicciones propias, a competir lealmente, y a dar lo mejor de sí mismos. Deben estar dispuestos a intercambiar sus ideas continuamente sin temor al robo de la propiedad intelectual: hubo una época en la que a esto se llamaba grandeza de ánimo, ecuanimidad, benevolencia, incluso caridad o simplemente justicia.

En el caso español, a la hora de analizar el problema de la investigación y el desarrollo, la discusión se orienta casi exclusivamente hacia las cuestiones de voluntad política y dotación económica. Pero sin duda el problema es más complicado, a juzgar por lo que sugieren algunos hechos relevantes:

1. Escasísimo número de patentes españolas en Estados Unidos, Europa y Japón.
2. No hay Universidades españolas entre las 150 primeras del mundo.
3. La dotación de libros de las Universidades españolas es menor que el de dos Universidades norteamericanas.

Estos hechos reflejan décadas de escasa atención, ambición y entendimiento: cuestión de corazón y cabeza. La inercia y el descuido conciernen tanto a las élites como a la ciudadanía en su conjunto, con las responsabilidades compartidas en todas ellas. No podemos imaginar por tanto que esto se resolverá con una discusión política, un capítulo presupuestario, una ley, un nombramiento de ministros y consejeros, un discurso solemne o una campaña de prensa. Se trata de un problema de condiciones culturales y sociales, cuyas causas están enraizadas en un largo pasado anterior y cuyos efectos se prolongan y se prolongarán en el largo plazo hacia adelante.

Lenguaje y comunidad: el horizonte del español

Para Víctor García de la Concha, Director de la RAE y autor de este artículo, Aristóteles lo dejó claro en su Política: "La palabra es para manifestar lo conveniente y lo dañino, lo justo y lo injusto. Y esto es propio del hombre, a diferencia del resto de los animales que también tienen voz, poseer él solo el sentido del bien de y del mal." Más adelante, Octavio Paz nos recordaba que "la palabra es el hombre mismo".

Después de una interesante descripción de la historia conocida de la lengua española, el Director se centra en la ella como expansivo factor de integración. En varios países hispanoamericanos hay numerosas lenguas en proceso de extinción, siendo comprensible y loable que los responsables culturales de esos países se esfuercen en salvar la riqueza del patrimonio plurilingüe. Sin embargo, en ese babel, la lengua española se ha convertido en factor de comunicación y nivelación social, y no por la fuerza del imperio, sino por la fuerza de la necesidad, lo que está facilitado por el hecho de que el español es una lengua de trabada unidad, con una ortografía común, el español de España y América tiene una sintaxis común.

El español se perfila como un instrumento de integración en la Comunidad Iberoamericana de Naciones: en el orden social, en el orden cultural y en el orden económico. Pero el mapa se completa con progresos constantes y decididos también en Filipinas, Guinea Ecuatorial y Estados Unidos.

Según datos de Britanica World Data, en el año 2030 el 7,5% de la población mundial podrá comunicarse en español, y para consolidarse como lengua de comunicación internacional cuenta el español con el crecido número de hablantes, su robusta unidad y su amplia implantación, cerca del 95%, en los países en que se habla. La otra cara, menos positiva de la moneda, radica en su muy bajo uso como lengua de comunicación científica y su todavía débil presencia en las grandes redes de comunicación tecnológica. Esos son nuestros retos: la lengua es patrimonio de todos, y todos debemos aunar esfuerzos para producir una sinergia eficaz; y debe hacerlo con el espíritu de libertad con que el español nació y se fue extendiendo por el mundo: no como lengua de poder de imperio, sino como idioma de una familia universal de pueblos.

Adjunto
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