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Señales de alerta: ni estamos ni se nos espera... (Comentario Know Square)

En el libro titulado "¿Existe la suerte?", de Nassim Nicholas Taleb, el autor trata de la "suerte percibida y disfrazada como no suerte", es decir, como habilidad. Y dice que ésta aparece en la forma de "tonto con suerte", definido éste como una persona que se beneficia de una dosis desproporcionada de fortuna, atribuyendo el éxito a otra razón, por lo general, muy precisa. Dice Taleb que, en la política, este error es endémico (que no se enfade nadie con Taleb, por favor, que el libro está publicado en el año 2004…). Sin embargo, pensamos que todo tiene un límite, y que es posible que la suerte se haya terminado para España. Hoy, nuestra percepción es de honda preocupación, de que el país camina sin rumbo fijo, y que no hay modelo ni plan. Nos explicamos.

Gobierno y oposición deambulan sin mapa ni objetivos, cuando deberían dedicar todo su empeño a liderar la política económica española. Voces internacionales reconocidas alertan de nuestras debilidades, pero resulta más cómodo desacreditarlas que analizar sus advertencias. Por una parte, las personas más preparadas del partido del Gobierno han optado, casi simultáneamente, por caminos diametralmente opuestos a las posiciones oficiales, la mayoría en la empresa privada. La oposición, mientras tanto, envuelta en casos de aparente corrupción, corruptelas y egos, falta de liderazgo, burocracia y promoción interna, tampoco se percibe, para casi nadie, como una alternativa fiable, si bien el ejercicio de desvío de atención del que estamos siendo testigos hiere la inteligencia.

El segundo apartado lo dedicamos a sindicatos y empresarios. Seguramente será un problema de percepción editorial, pero en ambas asociaciones nos da la impresión de que hay mucho más de "qué hay de lo mío", que una actitud positiva, constructiva, independiente y con el ánimo honrado, y honesto, de trabajar por España. Paniaguados unos y otros, el observador independiente se sorprende de que no salga a la palestra ni una sola persona de alguna de estas asociaciones, tratando de sumar y de aportar algo de cordura y sentido común, en un momento delicadísimo para España.

El Congreso sufre una importante crisis de representatividad, y los acuerdos siguen siendo cortoplacistas, casi siempre por un quítame allá esos presupuestos o apóyame con ésta o ésa Caja de Ahorros. Nadie propone un modelo, nadie presenta un Plan Estratégico, el Plan de Marketing de España no existe. Se percibe un pasteleo de hedor insoportable, alternándose trileros y carteristas con funámbulos y hombres orquesta. Quizás, la culpa de todo esto la tenga un sistema electoral caduco, secuestrado de libertad e igualdad, y que arrastramos desde hace treinta años como peaje que nos retrasa y penaliza con respecto al resto de los países europeos.

Por último, el gasto público comienza a presentarse ya como un problema irresoluble, con el que parece que hay que acostumbrarse a vivir. El coste de financiar la deuda española está aumentando, tanto en principal, como en intereses, por la perspectiva de riesgo (frente al bono alemán a 10 años, el bono español paga una prima de riesgo de 64 puntos básicos adicionales). Diecisiete más una administraciones, miles de ayuntamientos, decenas de diputaciones… La lista de duplicidades es interminable, y el coste de mantener esta estructura, cada vez mayor. Han trasladado el debate al porcentaje de IPC de ajuste de salarios públicos, cuando en cualquier lugar civilizado se analizaría si los puestos de trabajo que se subvencionan tienen sentido. Lo dicho, ni estamos ni se nos espera.

Adjunto
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