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Nuestra hora en el escenario (Reseña del libro)

El telón se alza y da comienzo la obra de teatro más importante a la que hemos asistido jamás: nuestra vida, una pieza montada sobre un guión en blanco que debemos ir escribiendo y perfilando a lo largo del tiempo. Ésta es la grandeza de nuestra hora en el escenario, la posibilidad que todos tenemos de dibujar cada escena bajo la dirección de la tremenda fuerza de las actitudes positivas....

Pero, las vicisitudes, los ritmos frenéticos en los que estamos inmersos, las presiones y las percepciones particulares que tenemos de lo que acontece pueden truncar la función y hacer que se desencadene una espiral de actitudes negativas e improductivas, como la envidia, la queja, la apatía o la desconfianza, que den como resultado el bloqueo, la parálisis o la desmotivación.

Richard Vaughan, fiel a su enfoque optimista de la vida, recoge en su obra "Nuestra hora en el escenario", de Editorial Libros Libres, una profunda y apasionante reflexión sobre la condición humana, fruto del sentido común, la coherencia y un saludable pragmatismo. Su propuesta vital es aprovechar cada instante para darle a esa hora sentido y significado dentro del más maravilloso escenario que podamos construir.

Para ello, el autor nos pone delante de un espejo y nos invita a mirarnos en él con ojos positivos y claros, sin el velo de la confusión, para descubrir el inmenso potencial que tenemos dentro. Estamos, pues, ante una tabla de salvación que nos hace reflexionar acerca de los resultados que obtenemos en nuestra vida, que no es otra cosa que la consecuencia de nuestros comportamientos.

La opción vital que escojamos, el camino que tomemos va a ser determinante en el desenlace de los acontecimientos. Escoger una u otra alternativa es una elección libre. Si tomamos el camino de las actitudes y creencias negativas caeremos en el mundo del pesimismo, la parálisis y el victimismo. Elegir la opción del positivismo y el optimismo nos lleva a construir una plataforma desde la que proyectar la mejor versión de nosotros mismos para obtener esos anhelados triunfos.

Cuando se trata de dar forma a nuestras decisiones y acciones, las actitudes y sentimientos cuentan y mucho. Lo que sucede es que parece que resulta más fácil seguir con los ánimos en alza cuando todo sale según lo previsto y es mucho más complicado seguir confiando y ser positivo cuando las cosas se ponen feas.

En situaciones adversas, el dejarse llevar por una corriente de emociones negativas, como la ira o el resentimiento, contamina más la situación y produce un fuerte sufrimiento que tiende una capa negra, destructiva y dañina de alcance ilimitado y de consecuencias impredecibles.

Las personas positivas suelen reunir una serie de características que se pueden resumir en los siguientes puntos:

  • Son equilibradas, serenas y muestran buenas formas.
  • Demuestran cercanía y sensibilidad.
  • Disponen de una mente poderosa que siempre está buscando soluciones y alternativas prácticas.
  • Cuando constatan que no pueden cambiar las cosas, cambian de actitud.
  • No se torturan por los errores cometidos, sino que aprenden de ellos.
  • No viven atormentados por sus carencias o debilidades y tratan de perfeccionarlas hasta convertirlas en fortalezas.
  • Sustituyen los pensamientos destructivos por otros optimistas, enérgicos y constructivos.
  • Saben encontrar motivos para estar en paz consigo mismo.

Desde las primeras páginas, Richard Vaughan defiende y afirma que el mundo es un abanico de emocionantes oportunidades esperando a aquellos que adopten las actitudes apropiadas. Nosotros decidimos si optamos por consumirnos en la apatía y en una sensación de impotencia ante lo que acontece o nos inclinamos por aprovechar cada instante de esta hora que tenemos para darle significado y propósito a nuestra existencia.

En esta construcción del "canto al optimismo" se analizan las actitudes positivas y sus contrarias. Cada persona elabora una representación del mundo en función de la cual piensa, siente, actúa, decide y reacciona. Así, las personas negativas, que todo lo ven mal y que nada les conviene, aparte de ser un lastre que acaba cansando al resto, suelen ser personas más rutinarias y poco dadas a las soluciones creativas.

¿Y cuáles son esas veinte actitudes positivas que proclama el libro como mecanismo potente de engranaje de nuestra particular rueda de la vida? Con el ánimo de invitarte a que leas y destripes este regalo literario, sólo te desvelaremos unas cuantas claves de este tapiz de gran riqueza de matices. La suerte se labra con empeño y trabajo, la queja es el peor compañero de viaje, la educación, la formación y el afán por seguir cultivando al máximo las competencias y habilidades son la mejor garantía para dominar las circunstancias, la imaginación es el gran impulsor del avance y la humildad se traduce en sensatez, prudencia, discreción y buen juicio.

El contexto en el que estamos inmersos está haciendo dudar de sus posibilidades a muchas personas y parece que nos paraliza para poder continuar con nuestra evolución personal y profesional. No estamos a merced de los acontecimientos externos y no podemos eludir que la vida es cambio continuo. El resultado final dependerá de cómo lo abordemos, lo interioricemos y gestionemos. Es una actitud vital, un modo de encarar la vida y una opción al alcance de cualquiera… que desee trabajar sus debilidades, mejorar y asumir nuevas aptitudes.

Por lo tanto, celebramos libros como éste, pensados para ayudar a los profesionales en su evolución y reenfoque de sus perspectivas vitales, ayudándoles a ver el cambio como una gran ventana que se abre ante ellos llena de nuevas oportunidades. Pero para poder abrazarlas, hay que saber cruzar al otro lado con calma, seguridad, confianza e ilusión.

Ésta es la tesis que encierra "Nuestra hora en el escenario", un libro íntimo, dotado de un verbo ágil, una prosa fluida y una estructura inteligente, que cabalga entre la disertación filosófica y el razonamiento psicológico, que nos muestra la dimensión de la vida desde un enfoque personal muy concreto, el de Richard Vaughan, y que intenta que los lectores "vean la poca utilidad de las actitudes negativas o pesimistas y abracen una actitud ante la vida más favorable al éxito y más amiga de la felicidad".

 

Adjunto
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