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Muerte por descuido (El libro abierto de la Actitud)

Tradicionalmente se ha descrito la empresa como un órgano de la sociedad cuyo objetivo principal era la obtención de beneficio. Por supuesto, sin un rédito económico perdería su razón de ser y no justificaría su existencia. Pero lo que sucede es que el término económico nos sumerge demasiado en las garras de lo económico y puede dejar de lado esa labor de agente social que debe tener una organización. Para ir más allá y darle a la empresa un cambio de orientación podemos transformar el sentido d...

Tradicionalmente se ha descrito la empresa como un órgano de la sociedad cuyo objetivo principal era la obtención de beneficio. Por supuesto, sin un rédito económico perdería su razón de ser y no justificaría su existencia. Pero lo que sucede es que el término económico nos sumerge demasiado en las garras de lo económico y puede dejar de lado esa labor de agente social que debe tener una organización. Para ir más allá y darle a la empresa un cambio de orientación podemos transformar el sentido de la definición de manera exponencial con sólo sustituir la palabra «beneficio» por «valor». Este simple ejercicio encierra un nuevo paradigma y una ampliación de la visión empresarial, hasta hace poco desconocida. No podemos seguir levantando empresas con un único enfoque: el económico. Las organizaciones deben ser centros de desarrollo de personas, ejes de evolución de la sociedad, motores generadores de valor, capaces de satisfacer los intereses de todos los grupos con los que se relaciona y, por supuesto, deben estar impulsadas por una gestión ética.

Artículo completo a continuación, en "Documentación relacionada".

Adjunto
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