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Uruk, la primera ciudad (Reseña del libro)

Es sorprendente la conexión que la historia tiene con la economía. Particularmente en los albores de la civilización, su influencia resulta decisiva. Uno de los hitos más significativos de la humanidad es la transición de las sociedades pre-históricas a las de tipo plenamente histórico. La aparición del estado, el origen de la complejidad, la “revolución urbana” o sencillamente, “el inicio de la historia” son los nombres que recibe. ¿Cuál es el motor de ese cambio? ¿Cuándo dejó la humanidad de s...

El autor centra su foco en la primera cultura protoestatal, la de la ciudad de Uruk, situada en la Baja Mesopotamia, y que tuvo su apogeo entre los años 3.500 y 3.000 antes de Cristo.

En la fase madura del proceso (3.200 – 3.000 aC) Uruk contaba con un tamaño de 100 hectáreas, una arquitectura religiosa imponente y fastuosa y el inicio de la escritura. El libro clarifica, desde las fuentes documentales, arqueológicas y escritas, el proceso de formación de la ciudad. Hasta el momento, el origen del estado se ha estudiado a partir de una serie de casos que, como sabemos positivamente, no han dado origen al estado (como Egipto). Afortunadamente, Uruk nos abre nuevas vías de comprensión.

Resumen y crítica

La base ideológica sobre la que planea el libro es la recuperación del concepto de "revolución", acuñado por el etnólogo Gordon Childe. En su concepción original, "revolución", de origen astronómico, significa inversión total de la posición respectiva de los elementos que forman un sistema.

Vere Gordon Childe fue un paleoetnólogo de los años 40 del siglo XX, muy influido por las corrientes marxistas (y eso que era británico). Para Gordon Childe, la segunda revolución era la urbana (la primera es la neolítica, que marca el paso del estado salvaje al estado bárbaro) y el protagonista principal es el factor tecnológico-económico. El paso de la barbarie a la civilización tiene, por tanto, un tono materialista.

Acumulación primaria de capital

El concepto crucial es la llamada "acumulación primaria de capital". Para que se produzca la revolución urbana es necesario que la sociedad sea capaz de acumular un sustancioso excedente, y crear las infraestructuras y mantener a los especialistas y dirigentes que llevan a cabo la revolución.

Esta ya es una vieja cuestión, la polémica entre las explicaciones tecnológicas (cuyo primer defensor fue Gordon Childe) y las explicaciones demográficas (propuestas por Ester Boserup –según el cual la clave está en la explosión demográfica–).

Liverani apuesta por la explicación tecnológica. El progreso tecnológico esencial fue la irrigación. Los excedentes se usan para mantener a los especialistas (los que no producen comida, sino que la administran y redistribuyen) y para sufragar las grandes obras de infraestructura hidráulica y construcción de templos (economía keynesiana en el IV milenio antes de Cristo). El templo administra la revolución, dando cobertura ideológica a la dolorosa operación de sustraer el excedente del consumo de los productores para destinarlo a un uso común.

¿Y qué tipo de irrigación fue tan revolucionaria? Esencialmente había dos sistemas de riego: el riego a manta o por sumersión, con inundación completa, del campo bajo una fina capa de agua. Se practica en bancales cuadrados, de superficie reducida y muy bien nivelada. Este riego se puede hacer a escala familiar sin que sea necesaria una planificación ni una centralización especial. Este sistema se practica en zonas de vega.

El segundo sistema es el riego por surco, inundando los surcos. Se practica en campos largos, fajas de terreno paralelas que se extienden cientos de metros en pendiente ligera y regular. Son grandes campos y con una posición rígida respecto a la acequia, por lo que sólo pueden prepararse de un modo coordinado y planificado. Este fue el método revolucionario. Se practicaba en zonas de delta, que permitían con más facilidad la creación de surcos.

Además, se introdujo el arado de tracción animal, que sólo permite cavar surcos rectilíneos de varios cientos de metros (es decir, campos largos). El mismo arado contribuyó a configurar los campos largos, al reducir los momentos del giro y la nueva colocación. Ese arado evoluciona hasta en la siembra, para convertirse en arado de sembradera (se añade un embudo con el que se introducen las semillas, de una en una). El resultado es una mejora en productividad del 50% frente al arado a voleo. El tiro animal también se empleaba en el trillado (tribulum) y el transporte de la cosecha.

Curiosamente, un signo que existe pero que aparece poco es el carro de cuatro ruedas. El motivo es que el principal medio de transporte eran las barcas.

Junto a las hoces de barro cocido (hechas en masa), todas estas innovaciones se producen durante la gran explosión demográfica del período Uruk tardío. Resulta asombroso lo poco que se habla de las técnicas agrícolas en la literatura histórico-arqueológica.

En la interpretación de Childe, el factor tecnológico (estas innovaciones técnicas) produce inicialmente un aumento del consumo familiar, con el consiguiente crecimiento demográfico; sólo cuando se supera cierto umbral se produce una reorganización y centralización de las relaciones sociopolíticas. Sin embargo, dadas las características de las innovaciones técnicas (el campo largo), quizás fuese preciso desde el principio adoptar formas de administración centralizada (para configurar los campos, por ejemplo).

En este estadio, el crecimiento demográfico y la prosperidad general que denota la factura técnica de las viviendas no se traducen en un aumento de los desniveles internos. No había por tanto grandes desniveles sociopolíticos.

Los templos: hogar de la escritura y de la centralización

¿Cuáles eran esas agencias? Los templos, que asumieron funciones económicas (complementarias de las de culto) y de almacén común. Con el tiempo, los templos van aumentando de tamaño en relación con las dimensiones de la casa, acentuando la estatalización. El templo usaba mano de obra a tiempo parcial (a corvée), empujados ideológicamente. ¿Y por qué el templo? Por la necesidad de compensar ideológicamente los costes sociales de esta revolución urbana. El sistema requiere una fuerte dosis de coerción, que puede ser física (pero no es sostenible a la larga) o ideológica. Se optó por esta última. El templo era la única institución capaz de convencer a los productores de que cedieran una porción sustanciosa del fruto de su trabajo en beneficio de la comunidad y sus dirigentes, bajo la especie de sus hipotaxis divinas.

Uruk pasó de 5 y 10 hectáreas (periodo de Ubaid) a 70 hectáreas (Uruk antiguo) hasta las 100 (Uruk tardío). En la última fase observamos con claridad la diferencia entre pueblo y ciudad: en el pueblo se desarrollan las actividades de producción primaria; en la ciudad se hacen actividades de transformación e intercambio.

Las fuentes documentales descartan la usura, el endeudamiento como el motor de la revolución urbana. Este factor es un desarrollo secundario (refutación de la tesis de Fritz Heichelheim).

Capital: staple finance

El capital que mueve la revolución urbana es un capital compuesto por bienes de consumo básico, el "staple finance". En otras palabras, materias primas en excedencia, como la cebada, y no dinero. Kart Polanyi lo describe como una redistribución del excedente. El templo dispone de un capital, no monetario (la cebada), y se distribuye para alimentar a los especialistas y para convertir los víveres en otros materiales (mediante comercio administrado).

En cuanto al sistema de escritura, es pictográfico, la que dará origen a la escritura cuneiforme. La primera escritura es resultado de la propia revolución urbana, ajustándose a las necesidades de registro contable propias de una administración compleja e interpersonal.

La remuneración del trabajo estacional consistía en raciones alimentarias personales, y la del trabajo permanente (los especialistas no productores de alimentos) en lotes de tierra (que eran propiedad del templo y se entregaban en usufructo a cambio de la prestación de trabajo). Sin embargo, la norma de la transmisión hereditaria, típica del sector privado, también se aplicó al sector público, de distintas formas: heredar el puesto de trabajo y la usucapión de las tierras entregadas en usufructo.

El ciclo económico

El ciclo económico estaba regido por la cebada, de maduración rápida y tolerante a los suelos salinos. Se cultivaban las tierras del templo con cebada, las cosechas pasaban a él una vez descontadas las cuotas destinadas a los trabajadores. Pero no se precisaba a los trabajadores todo el año, por lo que se recurrió a prestaciones de trabajo (corvées) de los vecinos durante periodos concretos (la siega, por ejemplo). Los costes vivos de gestión son bastante reducidos y permiten obtener excedentes sustanciosos. En definitiva, el templo hacía variable el coste de personal.

¿Por qué la cebada? Porque se sitúa en un término medio: es relativamente fácil de producir y de almacenar y repartir, al contrario que la fruta, la verdura o los metales. Al conservarse bien pero no indefinidamente (a diferencia de los metales y las piedras duras), estimula su acumulación y su uso con ritmo anual. Favorece y estimula la interacción. El arroz y el maíz tienen características similares…

El Comercio

Los especialistas en comercio eran los mercaderes. Hay dos tesis al respecto:

- NECESIDAD DE MATERIAS PRIMAS - El comercio era dirigido por las agencias centrales, sin lugares de mercado y a precios ajustados y estables.
- AFÁN DE LUCRO - El comercio se ejecutaba con mecanismos de mercado con lugares de mercado, mercaderes emprendedores y precios determinados por la oferta y la demanda.

La realidad es que ocurrían las dos cosas. La administración establecía relaciones de valor convencionales (precios administrados), entregando materia prima a los mercaderes, los cuales desaparecían para volver al cabo de seis meses o un año y entregar mercancías obtenidas a cambio cuyo valor convencional fuera equivalente al de las mercancías recibidas como dotación de partida. En el intercambio, los mercaderes hacían su lucro.

Asimismo, había pequeños mercados locales, de intercambio familiar, que no se recogen en las fuentes documentales porque el templo no participaba en ellos.

La seguridad

Para llevar a cabo actividades mercantiles es preciso un entorno de seguridad y confianza. El servicio estable de guardia servía para proteger la riqueza acumulada con la centralización de los bienes (en los almacenes centrales), la afluencia de bienes de lujo (talleres artesanales) o con fines de atesoramiento y ostentación (ajuares del templo). En situación normal los guardias protegían las riquezas centrales de la población, pero no a la población (con la salvedad de mantener el orden público en beneficio común). Es reveladora la construcción de muros defensivos, que en la edad de Uruk tardía comienzan a caracterizas las ciudades.

La escritura

Mantener un control contable del almacén dio origen a la escritura. Es verdad que el uso neolítico de signos y marcas tiene un origen muy antiguo, pero sus formas y las necesidades a las que responden eran muy distintas a las protourbanas. Había marcas, pero escritura como tal, no.

Se hacía uso de sellos cilíndricos, que se conservaban durante algún tiempo (se archivaban). Para controlar las operaciones mercantiles, se registraban y permanecían abiertas mediante su registro en tablillas. El cómputo se hacía de forma sexagesimal, no decimal.

La Casa Grande

El concepto "templo" surge mucho después. En su inicio, se llamaba la Casa Grande, para diferenciarlo del resto, las "casas pequeñas". La población básica se consideraba libre, y los dependientes orgánicos del templo eran "siervos de Dios". Si libre era superior a un siervo, un siervo de Dios era superior a un libre por estar más cerca del centro de poder.

La movilización ideológica

La recaudación es menos dolorosa si se hace en beneficio de una entidad sobrehumana dotada de poderes superiores, mejor desde luego que si se hace en beneficio de un jefe, que es un hombre como los demás. Esta ideología se plasma en la grandiosidad de los edificios. Había un dios para cada actividad.

El mecanismo de la ofrenda es una sublimación simbólica de otro mecanismo más generalizado, la redistribución centralizada. Asimismo, es posible que las propias aportaciones de trabajo tuvieran al principio cierto carácter festivo.

¿Desarrollo a costa de otros?

¿Produjo el desarrollo de Uruk un subdesarrollo de otros a su costa? Los datos apuntan a una respuesta negativa: las unidades cantorales de la periferia experimentaron un desarrollo paralelo, al parecer fomentado por los intercambio con Uruk. A la pregunta de si la riqueza de occidente se produce a costa de la de los países del tercer mundo, la respuesta equivalente sería no. Lo mejor que hay que hacer es comerciar con ellos.

La segunda urbanización

La primera urbanización se lidera por el templo, pero las posteriores separan la actividad del templo (centrada en el culto) de los edificios laicos (los palacios, que asumen la función económica). El viejo modelo del templo resultaba adecuado para resolver los problemas del regadío, mientras que el nuevo sistema de palacio permitía extenderse mejor a la periferia.

No fue un milagro

Las extraordinarias realizaciones del Oriente antiguo no fueron milagros, sino el resultado de combinar ingeniosas innovaciones técnicas, dolorosas imposiciones de trabajo social y la eficacia movilizadora de unas ideologías religiosas.

Adjunto
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