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Keynes también estuvo aquí (Resumen de la Conferencia de Sir R. Skidelsky en la Fundación Ramón Areces)

La conferencia realizada el pasado 4 de octubre por Sir R. Skidelsky ofrece tres hipótesis de solución desde una óptica keynesiana para la crisis que atraviesa actualmente el mundo. La primera es una reflexión de un proceso de integración irreversible que obliga a encontrar soluciones globales. La segunda apunta a recuperar el espíritu de cooperación internacional en materia cambiaria que reinó en los años 80’ y los 90’. La tercera, aunque ya ha sido puesta en marcha tímidamente, requiere una reforma bancaria que refuerce considerablemente el capital exigido como reserva de las entidades financieras.

La primera semana de octubre se ha desarrollado en Madrid un ciclo sobre Keynes conmemorando  la conferencia que impartió en Madrid en junio de 1930. La versión final de dicha exposición se publicó finalmente en el año 1931 en los ensayos que él denominó de persuasión. Entre los exponentes del ciclo destacan las eminentes figuras del principal biógrafo de Keynes, Sir Robert Skidelsky y el editor de las obras completas Donald F. Moggridge. De ambas exposiciones nos centraremos en la de R. Skidelsky ya que se preocupó en dictar una charla de un tema de suma actualidad como lo es presentar una perspectiva keynesiana de la actual crisis y las ideas para recuperarse de la misma.

A grandes rasgos la exposición de Skidelsky se dividió en dos partes: la primera ofreció una explicación sobre las causas de la actual crisis y en la segunda parte brindó una solución de la misma desde la óptica keynesiana.

En cuanto a las causas del origen de la crisis ofreció a su vez dos perspectivas que desde su punto de vista eran válidas, una era la keynesiana y la otra hayekiana:

La keynesiana consideraba que el exceso de ahorro era la causa principal de la actual crisis, dicho así suena un poco a contrasentido, pero si ampliamos esta idea a la visión que tenía Keynes sobre el funcionamiento de la economía global con los desequilibrios regionales y nacionales se comprende que el exceso de ahorro asiático, en particular de China y otros emergentes, financiaron y financian los desequilibrios externos de las economías europeas y americana lo que propició facilidades crediticias y tipos de interés de largo plazo muy bajos que fueron la fuente de estímulo necesaria para generar una burbuja en el sector inmobiliario. Introducimos un  paréntesis en la explicación de Skidelsky ya que cabe recordar que dicho argumento ha sido también el empleado como chivo expiatorio por los principales gobernadores y consejeros de los principales bancos centrales de occidente.

Si empleamos, en cambio, la influencia de la visión de Hayek-Mises esta se centra en las distorsiones que ocasiona el funcionamiento del sistema monetario y bancario con una cuota considerable de responsabilidad a la actitud de la Reserva Federal en el período de auge. El análisis se puede sofisticar en cierta medida al introducir el empleo de vehículos financieros como las titulizaciones pero en esencia el origen de la crisis sigue estando vinculado al ahorro forzoso y los desajustes entre los tipos de interés que reflejaba el mercado y las preferencias individuales.

A pesar que ambas impresiones las considera correctas y complementarias muy distinta es su postura sobre las soluciones ofrecidas por ambas. Desde su punto de vita la posición hayekiana apuesta por un proceso natural de desintoxicación o desapalancamiento de la economía en el tiempo y un refuerzo del coeficiente de caja. En este sentido, considera incluso que la posición que está asumiendo el enfoque alemán para ofrecer una solución al problema monetario de Europa es más radical  que el que hubiese recomendado el propio Hayek. De esta forma, considera sumamente desafortunado exigir ajustes a economías que se hallan estancadas o en recesión y con elevados niveles de desempleo. Estas políticas conducen a reducir los niveles de renta y ahorro y  elevar, por tanto, los desequilibrios fiscales.

La política apropiada es la orientada al crecimiento y no la reducción de la deuda per se. A esta cuestión surge el interrogante de ¿cómo se puede generar crecimiento en este contexto? Aquí el expositor plantea tres hipótesis:

  1. La crisis actual no puede tener solución nacional, parcial o regional. La única posibilidad es ofrecer una solución  global. Bajo esta hipótesis se debe contemplar como irreversible el proceso de integración económica.
  2. El sistema monetario internacional requiere una reforma. Se debería retomar el espíritu de cooperación internacional que reinó en los años 80’ y 90’ bajo el G-20. Claramente aquí su hipótesis se refiere a la coordinación en materia de tipos de cambio.
  3. Reforma bancaria que impulse a reforzar las reservas de capital. En este punto señala que el propio Hayek hubiese estado de acuerdo al detener el proceso de creación de crédito que provoca el sistema bancario.

Finalmente, Skidelsky es sumamente pesimista acerca del futuro ya que considera que los países afectados por la actual situación buscarán alguna fórmula de protección para enfrentar al mercantilismo del siglo XXI que proponen países como China y Alemania. Además las propuestas que han surgido en el seno de las economías del euro como los eurobonos o una mayor unidad fiscal se han pensado en términos de generar una mayor credibilidad para poder pagar las antiguas deudas sin que aún se escuchen propuestas oficiales de emplear dichos mecanismos para generar inversión, empleo, crecimiento y así saldar de una forma más vigorosa lo que se ha hecho mal en el pasado.

 

Adjunto
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