La vertebración de la sociedad civil en España (Resumen de la conferencia de Antonio Garrigues, José Pablo Ferrándiz y Fernando Vallespín)
Título completo de la conferencia: "La vertebración de la sociedad civil en España: asignatura pendiente o renuncia colectiva". Ciclo: "La España del Nuevo Decenio". Fundación Mutua Madrileña, 25 de octubre.
Mesa compuesta por:
• Antonio Garrigues Walker, Presidente Garrigues
• José Pablo Ferrándiz, Director General Metroscopia
• Fernando Vallespín, Director Instituto Universitario Ortega y Gasset
Introduce: José Andrés Torres Mora, Profesor de Sociología, Diputado y Portavoz Socialista en Comisión de Cultura del Congreso. Patrono Fundación Ortega-Marañón.
La conferencia se estructuró en tres ponencias y un turno de preguntas.
Tomó la palabra inicialmente José Pablo Ferrándiz, Director General de Metroscopia, centrándose en la relación entre la sociedad civil y la política.
Desde 2009, la clase política figura como la tercera preocupación social tras el paro y la crisis (encuestas del CIS). Entre las causas, José Pablo Ferrándiz apuntó a la percepción, por parte de la ciudadanía, de incapacidad de la clase política en resolver los problemas económicos y la cesión por parte de ésta del poder que tienen otorgado a "los mercados"; también se denuncia su corporativismo o separación, algo especialmente llamativo en un momento en que la tecnología está abriendo la posibilidad contraria, una enorme capacidad de inclusión.
Para Ferrándiz la sociedad civil sigue siendo política, y entiende perfectamente que sin partidos no hay democracia. Por ello sigue participando electoralmente: los índices de participación electoral en España son altos, y se espera para estas próximas elecciones la misma línea (70%). Pero aunque se ejerza el voto, la sociedad no es conformista: un 70% desearía primarias para acercar la clase política a la ciudadanía.
Debido a esta separación se actúa desde otros cauces: la sociedad española es líder en manifestaciones.
Sobre el fenómeno 15M: un 20% de la población dice haber participado en las manifestaciones, es decir, cerca de 7 millones de personas. Un 8% dice haber participado en una asamblea. Opina Ferrándiz que este fenómeno no es anti sistema, sino complementario al sistema, pues en paralelo se están manteniendo los índices de participación electoral.
En definitiva, la constatación de un alejamiento de la clase política y un déficit de confianza: urgiría acercarla y recapitalizarla.
Siguió la conferencia de Fernando Vallespín.
Coincide con el anterior ponente en la falta de prestigio del gestor político. Pero añadió otra cuestión al debate: la corresponsabilidad de la ciudadanía. Para Vallespín, nos hemos acomodado en una tipología de ciudadano participativo reactivo, es decir, en posesión de todos los derechos y pocas obligaciones: un "consumidor de Estado". Y sin embargo, es imprescindible que la sociedad civil complemente desde la praxis la vertebración que proporciona el Estado.
Necesitamos una sociedad madura, es decir, aquella que es capaz de resolver muchos de sus problemas sin requerir que otro se los resuelva.
Para Vallespín el movimiento 15M está ayudando a abrirnos los ojos a la actual "fatiga" de un sistema que en lo esencial es un invento del siglo XVII, y que deberíamos todos preocuparnos por mantener "en forma". El hecho de que este movimiento se esté generando desde las nuevas tecnologías nos abre nuevos caminos para experimentar lo social y sus infraestructuras. Y aquí el Estado debe aprender de la sociedad civil, que camina mucho más rápido.
También asignó responsabilidad de la actual situación de "renuncia colectiva" a los medios de comunicación de masas, muchos de los cuales han fomentado una visión banal de lo público. Debemos enriquecer el debate. Se están fomentando divisiones, y una sociedad partida en dos, o lo que es lo mismo, una falta de visión compartida, es una barrera formidable para el florecimiento de la ciudadanía. Debemos reconstruir un territorio común.
El último turno de palabra correspondió a Antonio Garrigues Walker. Introdujo la práctica Norteamericana de compaginar una carrera profesional individual con la dedicación a construir lo colectivo. Tienen claro que sin una sociedad civil fuerte, la democracia y la economía se resienten, y por eso saben dedicarle su tiempo. A pesar de ello, también asisten hoy a una enorme ruptura.
En España la sociedad civil es pobre y mal articulada, y aun así, a pesar de esta falta de organización colectiva, hemos sido capaces de protagonizar un gran cambio social. Hay que demostrar que podemos hacer mucho más. Hay que perder el miedo a lo público, y a la vez desligarse del Estado; la sociedad civil en España mantiene demasiadas dependencias con la Administración: en Estados Unidos es un delito federal que el estado financie una asociación. En España, incluso la CEOE o los Sindicatos están en gran medida financiados desde lo púbico. Esto hay que cambiarlo.
Finalmente se abrió un turno de preguntas, en el que se hizo una referencia importante al diálogo como una de las herramientas fundamentales para el funcionamiento de la democracia y la sociedad civil. La idea ya comentada del compromiso con lo público de cualquier ciudadano y no sólo con lo individual-profesional la recogió también Vallespín en una de sus respuestas.
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