¿Pueden el arte y la literatura educarnos moralmente? - Artículo

“La vida era la primera y la más grande de las Artes, 
y todas las demás no eran más que una preparación para ella”
“El retrato de Dorian Gray” (Oscar Wilde)

El arte es en sí un reflejo de los sentimientos de los hombres. De alguna manera, los artistas buscan en este medio mostrar lo que no son capaces de enseñar de otra forma, dando a conocer a través de lo que no es el habla, sus pensamientos, sus ideas y sentimientos más profundos. Y es que los individuos se encuentran limitados porque existe una frontera dentro ellos. El hombre tiene ante sí dos acciones: la interior (las reflexiones) y la exterior (la actitud que muestra hacia el resto). La actitud que muchas veces toma hacia el exterior no se corresponde con la realidad interior, y esto crea un problema tanto para el individuo en sí, como para la comunidad en la que se encuentra inscrito. Pero esta dualidad, por así decirlo platónica¹, puede verse mitigada gracias al arte, porque éste puede darse a conocer de otra forma, lo que se encuentra dentro del ser humano, dándole la capacidad de canalizar lo del interior hacia el exterior. 

El arte se constituye pues, como el reflejo del alma del ser humano. Éste encuentra en las artes una manera de desahogarse, de mostrar lo que realmente se encuentra en su interior. El arte se conforma entonces como un  espejo, ilustrando la realidad interior en conexión con la realidad exterior que se encuentra delimitada por la moral. Pero ese reflejo que aparece en el cristal, no es más que la demostración de la posible unión entre la moralidad y el espíritu, que aunque a veces luchan entre sí, son en realidad complementarios gracias a la acción artística. Un buen ejemplo de ello, es la novela de Oscar Wilde “El retrato de Dorian Gray” porque es a través de la pintura del personaje principal, Dorian, que se dice mostrar “el secreto del alma”. La obra en sí es un reclamo a la vida, a la fugacidad del tiempo, al miedo a la muerte y a la necesidad de ser aceptado moralmente por la sociedad. El hecho de que el personaje principal, acabe vendiendo su alma, y ésta quede refugiada en un cuadro que sufre los desperfectos del paso del tiempo y de su vida pecaminosa, pero permitiendo a su vez que la persona siga intacta, imperceptible ante los otros, es una manera de indicar que realmente existe un desdoblamiento de la persona, ya que el yo verdadero se encuentra dentro del cuadro, mientras que el otro es quien está actuando en sociedad. 

El cuadro es sin duda una muestra de la particular visión del hombre desdoblado en dos. Dorian Gray, se encuentra en frente de sí mismo intentando luchar contra las particularidades impuestas por la sociedad y las que su alma desea hacer. La moral de la sociedad victoriana, le impulsa al personaje a llevar una vida ejemplar, pero los deseos de su espíritu son bien distintos, y eso es lo que crea el conflicto ético dentro del personaje de Dorian. En la realidad esa lucha entre ambos mundos no se podría llevar a cabo puesto que “el pecado es algo que los hombres llevan escrito en la cara. No se puede ocultar”² . Pero al tener la posibilidad de ser el cuadro quien lleva el peso de esa vida inmoral y no la persona, la realidad se modifica haciendo creer que esa “doble vida” es posible. La ficción muestra entonces un camino diferente, pero que al final acaba con un resultado parecido a la realidad, y es que Dorian fallece tras deshacerse del cuadro que encierra su alma. El lector descubre, entonces, que debe haber un equilibrio entre ambos mundos (el interior y el exterior) porque si eso no es así no es posible continuar viviendo. El pesar que lleva dentro Dorian y que hace que rompa con esa vía de escape, que es la pintura, hace que tanto alma como cuerpo se funden en uno de nuevo, pero al estar ambos aspectos descompensados, se produce la muerte. Esto hace ver la dualidad como una lacra para el hombre, que debe soportar el peso de saber equilibrar la moral (las leyes impuestas por la sociedad) con su alma (sus deseos más profundos). 

El hombre busca mostrar su verdadero yo, ese yo que muchas veces se encuentra reprimido por las normas morales establecidas por la sociedad. Lo cierto es que ante la existencia de necesidades que no se pueden cumplir, desde siempre los hombres han visto en el arte una manera de plasmar esa realidad que ansiaban y que no podían cumplir. Lo cierto es, que a través de la creación de obras el autor encuentra una manera de enfocar su verdadero yo. Es la labor del espectador saber encontrar la verdadera definición, y quizás eso es lo maravilloso del arte que según cada persona se encontrará una manera distinta de entenderlo y quererlo aplicar. 

Lo cierto es que el arte se ha configurado como una manera de exponer al resto de la sociedad la verdad que normalmente suele estar oculta. Esta realidad es presentada en forma artística, y se revela de distinta forma a cada uno de los individuos que se atreven a admirar las obras creativas. Por ello, el aprendizaje que se realiza es un aprendizaje único y exclusivo, ya que a cada persona le influye de distinta forma. Quizás eso es lo que hace extraordinario al ser humano porque “de repente descubrimos que ya no somos los actores, sino los espectadores de la obra. O que somos más bien las dos cosas”³ . Al ser el Arte un producto formado por individuos para otros individuos, el objeto se complejiza puesto que debe aportar ambas visiones, el de espectador y el de actor. De esa manera, el influjo que crea una obra de arte sobre una persona puede ser entendida desde diversos ángulos, influyendo de manera distinta en cada individuo. Esa dualidad espectador/actor está presente en la misma historia de Wilde, ya que es en ella donde se vislumbra el peso que conlleva intentar acarrear con ambos aspectos, sentirse parte y a la vez testigo de la vida.

El arte, por ende, puede concebirse como una vía de educación moral, ya que ayuda gracias al impulso de la imaginación a mostrar una realidad que es ajena al espectador, se crea una nueva visión: “lo que en realidad refleja el arte es al espectador y no a la vida. La diversidad de opiniones sobre una obra de arte muestra que esa obra es nueva, compleja y que está viva”⁴. Y es que para que una obra de arte, produzca efectos morales, no es necesario que se nos presente un sistema de moralidad, sino que al emplear la imaginación, la fuerza moral de las composiciones es seguramente mayor porque permite a cada uno configurar un mapa distinto de los otros, pero al fin y al cabo es propio, único y no impuesto. Por tanto, el arte se constituye en una necesidad para el hombre porque: “el destino del arte en nuestro tiempo es transportar, del dominio de la razón al del sentimiento, esta verdad: que la dicha de los hombres consiste en su unión".⁵ Espíritu y cuerpo deben estar juntos, y esto se logra gracias a que: “el arte no es una alegría, ni un placer, ni una diversión; el arte es una gran cosa. Se trata de un órgano vital de la humanidad que transporta al dominio del sentimiento las concepciones de la razón”⁶.

Notas

1.- Platón creía que el cuerpo era la cárcel del alma, siendo el cuerpo representado como la barrera exterior, y el alma como el aspecto interior, que se encuentran en lucha permanente.

2.- WILDE, O. “El retrato de Dorian Gray”.

3.- WILDE, O. “El retrato de Dorian Gray”

4.- Ídem.

5.- TOLSTOI, L. “¿Qué es el Arte”- edición digital

6.- Ídem

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