Robar el fuego. Cómo las grandes empresas de Silicon Valley, los ejércitos y los científicos inconformistas están evolucionando la forma en que vivimos y trabajamos mediante los estados alterados de conciencia
Ed. Sirio
El título hace alusión a la historia de Prometeo, que robó el fuego a los dioses y fue encadenado a una roca por ello. Lo robó para ofrecer a los hombres el poder salir de la oscuridad y salvar así sus miedos.
Steven Kotler, en compañía de Jamie Wheal, nos introducen en una forma de vivir y trabajar mediante estados alterados de conciencia “ir más allá de uno mismo”, que ponen a nuestro alcance la posibilidad de mejorar tanto nuestro rendimiento intelectual como profesional, y grupal.
Haciendo un análisis retrospectivo de este asunto, resulta que los estados alterados han sido de uso común entre los chamanes de las tribus para lograr estados trascendentes que les ponían en contacto con los dioses. Estos estados también son frecuentes en sesiones de vudú donde los asistentes, o al menos aquellos más activos entre ellos, se trasladan a posiciones aparentemente fuera de sí, a otro plano sensorial, desde donde perciben sensaciones alejadas de su cotidianeidad.
Otras formas de alcanzar estados alterados de conciencia de forma voluntaria tienen conexión con ejercicios de meditación, yoga, deportes extremos, así como el consumo de ciertos tipos de sustancias.
Algunas personas pueden alcanzar estados trascendentes a través de la meditación o técnicas similares que inducen al trance, pero las técnicas y experiencias expuestas en este libro ofrecen un atajo, hacia la transcendencia bajo demanda.
De alguna forma, la ciencia y el misticismo se están encontrando y reforzando mutuamente.
Kotler y Wheal, exponen que determinadas organizaciones están poniendo en marcha métodos para que sus empleados puedan alcanzar voluntariamente estos estados alterados de conciencia (también denominados como “éxtasis” o “flow”), de modo que ello permita logros disruptivos. Estos estados, facilitan romper barreras, dado que nos llevan a posiciones desinhibidas, en que el subconsciente, libre de las cadenas del consciente, se permite divagar sin límites temporales ni físicos, ni económicos, brindándonos concebir aspectos materiales e inmateriales, conceptos, sueños al fin, que de otra forma requerirían un esfuerzo enorme, así como lograr potenciar la capacidad de aprendizaje.
Pero, siendo sobresaliente este enfoque desde el ámbito personal, lo realmente llamativo, es que los autores nos introducen en los resultados multiplicadores, exponenciales en algunos casos, producidos consecuencia de estados alterados en un grupo de personas, de cómo alcanzando dichos estados alterados, los integrantes de un grupo de personas son capaces de interaccionar entre ellos con un objetivo común, apenas sin comunicación verbal, y con una precisión y eficacia más que significativa.
Documentan todo ello de forma detallada, desde el punto de vista neurológico, exponiendo ejemplos y citando eventos tales como el Festival Burning Man (“hombre en llamas”) en las montañas de Black Rock en Nevada, Estados Unidos. Todo ello de forma muy precisa y comprensible.
A continuación, plantean el posible uso generalizado del “éxtasis” o “flow”, una vez que puede generalizarse el acceso a dichos estados, ya no solo a través de cierto tipos de sustancias, contraindicadas tanto desde el punto de vista médico como social, sino haciendo uso de la tecnología, y en este sentido anticipa los resultados grupales de conexión que pueden llegar a obtenerse con la música, la iluminación, el cine, los videojuegos, deportes de alto riesgo, integrando determinadas tecnologías actuales. Y, siendo así, ni qué decir tiene su verdadero potencial de futuro conjugándose inteligencia artificial con nanotecnología, incluso implantada sobre nuestro propio cuerpo. Día a día nos vamos convirtiendo en verdaderos Cíborgs.
La tecnología está llevando el éxtasis a las masas permitiéndolas probarlo todo sin tener que arriesgarlo todo.
De hecho, estos estados alterados poseen las siguientes características distintivas (AIAR):
- Ausencia del yo
- Intemporalidad
- Ausencia de esfuerzo
- Riqueza
La cuestión es que conseguido “ir más allá de uno mismo”, hace posible un nivel de desinhibición y ensoñación que nos permite “salir de la caja”, pudiendo hacer planteamientos sin restricciones, sin límites, desde puntos de vista poco o nada convencionales, y fundamentalmente atrevidos, imposibles desde una posición de consciencia tradicional, poniendo a nuestro alcance ampliar el grado de utilización de nuestro cerebro, permitiéndonos en determinadas circunstancias, logros más allá de nuestros límites.
Ahora bien, todo ello posee un coste no solo personal, sino social. En este sentido, no tiene desperdicio la vida del doctor John Lilly, un brillante neurocientífico de la Universidad de Pensilvania citada en esta obra, como muestra de lo que todo lo expuesto podría llegar a suponer en manos inadecuadas. En el territorio de la mente, no hay límites.
De modo que, el libro nos presenta las grandes y novedosas oportunidades que se nos abren a través de los estados alterados, pero también expone los peligros que de ello se deriva, pues el mercado pasa de manejar conceptos tales como “pagamos para tener más, para ver más, para significarnos más”, a este otro “pagar para sentir más y pensar menos”, un mercado movido por los anhelos.
Un mercado como el expuesto, requiere personas dotadas con niveles de ética y formación interpersonal acorazada, para no dejarse arrastrar por la marea que viene. Y, en este sentido, los autores plantean un contrapeso a la coerción tanto pública como privada que no es otro que mantener el éxtasis de código abierto, junto a una metodología de control que denominan la ecuación del éxtasis:
Valor = Tiempo x Recompensa / Riesgo
Con la que nos invitan a manejar nuestros anhelos bajo nuestro propio control.
Pero al igual que pasó con Pandora, esposa de Epimeteo, que no pudiendo contener su curiosidad, abrió la caja, y cuando lo hizo, todos los flagelos de la existencia (las guerras, las epidemias, el hambre, la avaricia) volaron para atormentar a la humanidad. Si embargo, en el último momento, Pandora logró cerrar la tapa, y quedó una cosa dentro: la esperanza. La brizna de esperanza, que los autores nos trasladan con su última reflexión.